La tensión étnica estalla en Xinjiang
Miles de chinos de la etnia han -la mayoritaria en el país- atacaron ayer la zona de los uigures en la capital de Xinjiang. Iban armados con palos, machetes, tridentes, todo lo que tuvieran a mano, para matar a la mayor cantidad posible de uigures.
La policía y el Ejército chinos dispararon gases y formaron verdaderas barricadas con sus cuerpos para frenar a la marea humana enfurecida. Tras los más de 150 muertos por los enfrentamientos del lunes, el Gobierno de Pekín ha reforzado la seguridad y ha impuesto el toque de queda en Urumqi de ocho de la tarde a ocho de la mañana. Y para evitar el flujo de información al exterior, ha bloqueado Internet y los teléfonos móviles y fijos.
Urumqi era ayer una ciudad fantasma, sin tráfico y con todo cerrado, por temor a un rebrote de la violencia.
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