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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Raúl Pazos, un gran actor de reparto

Su discreción envolvió también su forma de morir

Raúl Pazos se fue una noche muy teatral. La de San Juan. Su último mutis ha estado marcado por la discreción, como le gustaba que fuera su vida. Este gran y polifacético actor de reparto era un hombre al que le gustaba guardar sus opiniones y sólo cuando se le provocaba emitía su severa opinión con la que tenía la habilidad de dar en el clavo. Sus análisis, de irónica inteligencia, siempre eran certeros y con ellos arrancaba desternilles generalizados entre sus colegas, quienes le definen sin fisuras como un hombre bueno.

El septuagenario Raúl Pazos, fallecido la semana pasada en Madrid tras una larga enfermedad, llegó a España en los años setenta. Primero a Barcelona y posteriormente a Madrid. Atrás dejó Uruguay y proyectos escénicos como el Teatro Galpón de Montevideo que puso en pie con otros compañeros y que se convirtió en uno de los colectivos escénicos más importantes del teatro del siglo XX.

En su exilio español no le fue fácil abrirse paso y tuvo que alternar los más diversos trabajos con su oficio de actor, para mantener a una familia numerosa (cinco hijos) a la que estaba entregado en cuerpo y alma.

Actor autodidacta, su forma de construir personajes era muy intuitiva al tiempo que su trabajo era producto de una elaborada reflexión. Los actores que trabajaban con él no eran conscientes de su proceso silencioso, casi manierista y sólo al final, antes del estreno, tomaban conciencia de la labor que había estado haciendo Pazos en el proceso de ensayo.

Su manera de actuar era muy atractiva. En El Mercader de Venecia, José Carlos Plaza, con quien trabajó en montajes emblemáticos, casi creó un personaje para él, ya que ofrecía sobre la escena muchas posibilidades, creando personajes nunca grandilocuentes, sino trabajados de manera artesanal y sutil, como ese cornudo consentidor que hizo en Águila de Blasón de Comedias Bárbaras, de Valle.

En su amplia trayectoria teatral trabajó en montajes históricos como El alcalde de Zalamea con la Compañía Nacional de Teatro Clásico en 2002, La boda de los pequeños burgueses, dirigido por Luis Olmos, Amor loco, por José Pedro Carrión y Marat-Sade, por Miguel Narros, entre otros. Pazos, premiado en varias ocasiones, también dirigió y participó en numerosas películas y series televisivas como Libertarias y El Lute con Vicente Aranda, Inspector Robles, Hospital Central o Manos a la obra.

Raúl Pazos.
Raúl Pazos.

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