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La Guardia Civil desmantela una clínica en Vinaròs y detiene a tres falsos médicos

María Fabra

La Guardia Civil detuvo ayer en Vinaròs y Ferrol (A Coruña) a tres personas, dos hombres y una mujer, de entre 42 y 45 años, como presuntos autores de los delitos de estafa, intrusismo profesional, contra la salud pública y falsedad documental. Los agentes clausuraron, además, la clínica, ubicada en Vinaròs, en la que trabajaban haciéndose pasar por médicos. Allí expedían sus prescripciones médicas, pese a que no contaban con las titulaciones universitarias necesarias. También realizaban biopsias y pequeñas extirpaciones, tal como ha podido constatar la Guardia Civil. En este momento, los falsos médicos publicitaban un tratamiento de microcirugía con células madre, que calificaban de pionero, para evitar una enfermedad degenerativa, diagnosticada por ellos mismos, con un coste de unos 12.000 euros por paciente. Según decían, la operación se iba a realizar en una clínica de Sevilla. Fuentes del instituto armado confirmaron que los dos hombres fueron detenidos en 2008 en A Coruña por hechos idénticos.

La clausura de la clínica y las detenciones han sido posibles gracias a la denuncia de una afectada que, el mes pasado, comunicó a la Guardia Civil sus dudas sobre la titulación médica de los hombres, después de que la trataran tanto a ella como a sus hijos. El detenido en Ferrol llegó a presentarse ante la denunciante como traumatólogo, neurocirujano y neurólogo infantil, además de médico coordinador de un novedoso proyecto médico.

Con el apoyo técnico de la Consejería de Sanidad, los agentes realizaron, en la mañana de ayer, una inspección en la clínica, ubicada en la calle San Francisco de Vinaròs, donde comprobaron que se habían realizado presuntas prácticas intrusistas que podrían resultar peligrosas para los pacientes. Durante el registro, la Guardia Civil se incautó de diversos productos de uso sanitario, alguno de los cuales no está autorizado.

Los detenidos son el matrimonio que dirigía la clínica, F. J. G. A., de 45 años de edad y su mujer M. J. A. A., 42 años que recibía a los clientes, y J. M. L. P., de 42 años de edad, que ocasionalmente acudía al centro ahora clausurado.

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