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Crítica:MÚSICA | Discos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un toque legendario

Tocaor de gran influencia y creador de una escuela y un estilo de toque, Diego Amaya Flores, Diego del Gastor (Arriate, Málaga, 1908-Morón, Sevilla, 1973), reunió en torno a su persona y obra elementos que lo han convertido en guitarrista de culto y figura de tintes legendarios. Sus falsetas, de vigorosa alzapúa, se escuchan vivas de las manos de jóvenes guitarristas e incluso un grupo, Son de la Frontera, nació para reivindicar su herencia. A este fenómeno ha contribuido, sin duda, su personalísimo toque -"bordonudo y pastueño", como lo definió J. M. Gamboa-, pero también, y en gran parte, lo peculiar de su vida y su trayectoria profesional. La mayor parte de su existencia la pasó en la localidad sevillana de Morón de la Frontera, de donde apenas saldría. Para trabajar lo hizo en muy contadas ocasiones: sus casi únicas comparecencias artísticas se limitan a los festivales de pueblos del entorno. Nunca pisó un estudio de grabación, pero, a cambió, regaló con generosidad su toque en innumerables fiestas acompañando a figuras legendarias como Manolito de María, Fernanda de Utrera, Juan Talega o Perrate, dejando registradas centenares de horas de toque hoy afortunadamente salvadas y digitalizadas.

Estas grabaciones caseras, un hito tecnológico para aquellos años, se explican por la presencia de una colonia de aficionados norteamericanos -muchos de ellos discípulos suyos- que, durante los años sesenta y setenta del pasado siglo, paraban en Morón reunidos en torno al flamencólogo Don Pohren y su cortijo Espartero. Estos mismos visitantes le proporcionaron una curiosa fama en Norteamérica que sorprendió, en su primera gira por esas tierras, a un joven Paco de Lucía, quien, por cierto, nunca se ha confesado admirador del tocaor de Morón.

El pasado año se celebró el centenario de su nacimiento, lo que ha proporcionado buenas oportunidades de recordar su vida y tiempo. Morón dedicó un año completo de actividades en torno a su figura que concluyeron con un congreso. También, aunque de una manera un tanto desapercibida, durante el pasado año se presentó la muestra itinerante Flamenco Project, que cuenta como comisario al fotógrafo y guitarrista neoyorquino Steve Kahn y que supone un monumental homenaje a Diego y a su tiempo.

La penúltima de estas aportaciones en torno al tocaor viene editada en la serie Flamenco y Universidad, cuyo volumen IV se le dedica. La entrega contiene diversos documentos gráficos y literarios e incluso un detallado análisis musical de su toque, obra de Ángel Luis Cañete y Juan Ponce. Este último es el que ha rebuscado en el archivo musical de Manuel Pérez Luna, amigo personal del artista, para seleccionar más de una hora de toque de Diego en su vertiente de concierto. Una muestra variopinta que nos presenta a un Del Gastor desinhibido y genial que lo mismo aborda influencias cultas (Beethoven) como populares (las canciones de García Lorca) que mete a compás con singular maestría. El último corte, casi veinte minutos de bulerías, constituye un gozoso monumento a su proverbial toque.

Flamenco y Universidad. Volumen IV. Diego del Gastor. Incluye 12 grabaciones y una entrevista.

El guitarrista Diego del Gastor.
El guitarrista Diego del Gastor.

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