La reconstrucción de Ferrero
El tenista valenciano se puso en manos de expertos de la Universidad de Elche y se entrenó cinco horas diarias para prevenir sus lesiones y recuperar su nivel de juego
"Estamos jugando un partido inolvidable. No merezco perderlo". La frase cruza como un rayo el cerebro de Juan Carlos Ferrero mientras Fernando González le somete a una lluvia de aces. El valenciano, sin embargo, sigue repitiéndose esas palabras con espuela bajo el aguacero y... gana. Se viste luego con un polo de España, la bandera sobre el pecho, y ya no es sólo el tenista que ha vencido al número 10 del mundo ni tampoco el ex número uno que intenta recuperar su sitio. Es un jugador distinto. Uno que se ha enfrentado a 10 puntos de break y ha sobrevivido cediendo sólo dos, uno que ha hecho de ser invitado al torneo de Wimbledon un motivo de orgullo, el mismo que explica su legítima ambición de hoy, en octavos, ante Simon con un durísimo trabajo que le ha convertido en psicólogo, halterófilo y fisiólogo. Ferrero lo resume en una palabra: "Sacrificio". Sacrificio para superar la angustia de perder el sitio entre los 100 mejores, para aprender frases de motivación, ése verso del "partido inolvidable", y para pautar al milímetro sus comidas y el trabajo en el gimnasio. Así son las cosas: Ferrero ha cambiado todo para volver a ser el mismo a los 29 años.
"Tiene una voluntad de hierro y trabaja como un juvenil", dice el decano que le ayuda
A los 29 años, ha adelgazado tres kilos para mejorar la relación masa-velocidad
"Juan Carlos tiene una voluntad de hierro y trabaja como un juvenil", explica Eduardo Cervelló, decano de la facultad de Ciencias Sociosanitarias de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, que en la pretemporada se puso a labrar el físico del tenista, cinco horas de media al día, seis días a la semana. "Hemos trabajado la cadena cinética, con pesas, repitiendo gestos de tenis, para mejorar la tolerancia del músculo a las frenadas, que es donde hay más lesiones", cuenta sobre los problemas de adductores de su pupilo; "también hicimos que perdiera casi tres kilos de peso para mejorar la relación masa-velocidad y que tenga que hacer menos fuerza al frenar. Ha acabado mejorando la resistencia. Está como un jabato tras hacer un trabajo muy desagradable porque provoca mucho dolor: agredimos al músculo, lo llevamos al límite, con inflamaciones por el trabajo excéntrico..., siempre con agujetas".
Nada de la presencia de Ferrero en octavos es casual. Al cerrar su rueda de prensa del viernes, el número 70 encendió el teléfono y debatió con Cervelló su programa. El sábado por la noche, carga fuerte de hidratos, más pescado y "fruta a tutiplén" para "rellenar los glucógenos perdidos y acortar el proceso de recuperación entre 6 y 12 horas". Entrenamiento el domingo al mediodía. De almuerzo, carne blanca, "más digerible". Por la noche, pescado con algún lácteo, leche o yogur "para que duerma bien y combata el estrés precompetitivo". Ahí, como frente a los puntos de break de González, cuando Ferrero movía los labios, musitando frases, entra en juego la psicología.
"Le hemos enseñado técnicas de relajación a través de la respiración para que duerma antes de los partidos", explica Cervelló; "también hemos hecho un entrenamiento psicológico enfocado al saque. Si el punto anterior ha sido largo, le hemos enseñado a relajarse con respiraciones. Si ha sido corto, a activarse con frases que fomenten la actividad mental, del tipo: '¡A echarle ganas!'. Y, siempre, le pedimos que mecanice inspiraciones profundas y saltitos antes del saque para que descargue el trapecio y el deltoides".
Antes de Wimbledon, estuvieron la destrucción y el trabajo desde cero. "Uno de mis peores momentos fue en el Abierto de Australia de este año, contra Santoro", cuenta Ferrero sobre su derrota en la primera ronda; "acabé desquiciado, con dolores en los adductores. Tuve un bajón mental. No encontraba la manera de estar físicamente como antes". Y se puso a trabajar en ello "como un halterófilo". "Con arrancadas, cargadas, dominadas, gestos de abajo arriba, que es la cadena de fuerza del tenis", dice Cervelló; "estaba fuerte, pero con desequilibrios entre los grupos musculares". Ahora, Ferrero, que coqueteó con la idea de retirarse, se siente a un paso de volver a su sitio: "No querría decir que Simon es asequible, pero dejará bolas más fáciles que González. Juega a la contra. Es un atleta, pero me veo muy bien físicamente y eso me hace forzar. El tenis lo tengo".
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