_
_
_
_
Crónica:Wimbledon
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Ferrero de los buenos tiempos

El valenciano derrota a González, número diez, y llega a octavos

Bajo las chispas de agua, las nubes negrísimas y el viento de hielo, Juan Carlos Ferrero. El Mosquito pica mientras le llueven bombas. Enfrente está Fernando Mano de Piedra González, el número diez del mundo. Y Ferrero, luchando. Y Ferrero, chupado de piel y huesos, rápido en la zancada, con la mala uva y los golpes de los buenos tiempos. González gana la primera y la cuarta manga entre chistes y juegos con la grada. Queda todo para el drama del quinto, la tumba del resto de españoles en la tercera ronda (Tommy Robredo, y ayer David Ferrer, que perdió ante Stepanek: 5-7, 5-7, 6-3, 6-4, 4-6). No Ferrero. No el Mosquito. No el ex número uno del mundo, dispuesto a ignorar todas las excusas del mundo. ¿Cuántas pistas de hierba hay en España? "Cero", contesta Javier Piles, técnico de Ferrer, y en seguida se acumulan los ejemplos de pistas de hierba construidas, a entre 30.000 y 40.000 euros cada una, y luego fracasadas. Una en Barcelona. Otra en Madrid. La última, en Valencia, en la Academia de Ferrero, vencedor en un partido para fuertes. "Hicimos la pista en el campo de fútbol", cuenta Antonio Martínez, su técnico, que luego cerró el prado. Los españoles se preparan sobre tierra, cemento y hierba sintética, la misma sobre la que se juega al paddle. Ferrero y Fernando Verdasco, los supervivientes en octavos, lo compensan con otras cosas.

"¿Por qué llegó Juan Carlos a la final de la Davis de Australia 2003 y desde el primer entrenamiento jugó bien sobre hierba?", contesta Martínez a la gallega cuando le preguntan por la buena racha sobre hierba de su pupilo, octavofinalista en Wimbledon y semifinalista en el Queen's. "Por lo mismo por lo que llegó al número uno: porque tiene unas condiciones naturales, un talento especial. Ésta es la clave", continúa. "Los mejores adaptan su timing a la hierba enseguida. La mano, los ojos, los adaptan rápido, por talento. La dificultad principal es adaptar la mentalidad, que es muy distinta a la de los españoles especializados en tierra. Hay que admitir el fallo".

Hay otras razones para su triunfo, conquistado contra las garras de la noche, que amenazaba con trasladar el partido a la central, tan desesperada está la organización por estrenar su nuevo techo. Está, por ejemplo, la maldición de Tim Henman. "Él creía", dice Feliciano López refiriéndose al británico que llegó tres veces a las semifinales de Wimbledon, "que dejaban los botes de las pelotas abiertos, con lo que perdían presión y todo es más lento". La coincidencia es total en la caseta: "La bola está muy pesada, cuesta más moverla". "Y eso favorece a los tenistas de tierra", añade Piles: "Se queda hinchada, con el pelo hacia fuera. El problema es que el suelo está blando y la bola bota poco. No da tiempo a reaccionar. No hay quien clave las zarpas para defenderse, los apoyos son blandos: dificulta contraatacar". Así, sin embargo, clavando las zarpas, está Ferrero en octavos.

Ferrero, el número 70, venció a González, el diez, entre otras cosas porque su orgullo competitivo no entiende que en España, al contrario que en Argentina, Inglaterra, Brasil o Alemania, no haya pistas de hierba. Hay otra cosa. "Juan Carlos está muy fino", dijo ayer Ferrer, que se marchó de Wimbledon con Carla Suárez (6-0 y 6-4 ante Venus Williams) y Anabel Medina (doble 6-2 contra Wozniacki). "El problema han sido las lesiones que ha tenido, que ha estado parado un año... acabará volviendo a estar con los buenos, entre los 15 primeros".

Ferrero devuelve un golpe contra González.
Ferrero devuelve un golpe contra González.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_