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"Pedimos que nos dejen trabajar"

Locales del Barrio de Alicante pierden clientela con el mercado medieval

"Si no tengo terraza no me es rentable trabajar. Si no tengo terraza, el bar me sirve de aseo público". Federico Borgaminck es el propietario de un establecimiento con terraza en la plaza del Abad Penalva de Alicante, frente a la Concatedral de San Nicolás. El empresario lamentaba estos días en voz alta que debido a la instalación del mercado medieval en la zona -que respalda completamente y que permanecerá abierto hasta esta noche- el Ayuntamiento obliga a diversos negocios a retirar toda o parte de sus terrazas y les impide aprovechar el tirón de público. Junto a él, el socio de un restaurante vecino insiste en el mismo argumentario. No es el primer año que ocurre, pero éste más que nunca los establecimientos esperan "como agua de mayo" estos días donde la ciudad organiza el citado mercado -al que se prevé que acudan 400.000 personas- y los fuegos artificiales nocturnos en la playa. Alicante se llena hasta la bandera y los negocios quieren aprovechar el tirón. La crisis aprieta al consumo y detrás de los negocios hay muchas obligaciones económicas, puestos de trabajo y familias, recuerdan varios empresarios.

Hay negocios que dejaron de ingresar entre 800 euros y 1.000 euros diarios

Tanto los dos empresarios mencionados como otros responsables de bares y restaurantes de distintos puntos del casco antiguo desean que el Ayuntamiento haga más "compatible" el mercado medieval con sus negocios. Los más de 120 puestos de artesanos que desde el viernes están diseminados por calles y plazas del casco antiguo impiden en muchos casos poner las terrazas a bares y restaurantes o les obligan a reducir el espacio, y el público prefiere sentarse en la calle. Y eso afecta a la línea de flotación del negocio. El año pasado, por ejemplo, varios empresarios explican que dejaron de hacer cajas diarias de entre 800 euros y 1.000 euros durante la celebración del mercado medieval. "Estamos a favor del mercado, pero pedimos, suplicamos que nos dejen trabajar", insiste Borgaminck para argumentar que lo que pide es voluntad de "compatibilizar" los dos tipos de negocio en un espacio común. "Solo depende del sentido común", añade otro empresario del casco antiguo, conocido como el Barrio.

Como ellos y varios negocios más de esta zona, otros empresarios en las plazas de la Santa Faz y del Ayuntamiento consideran que la forma en la que se ha instalado el mercado medieval les perjudica y apuestan por replantear el tema. Un restaurador de la plaza del Ayuntamiento, por ejemplo, recuerda que en otras ciudades en las que se instalan estos mercados se integra a los bares y restaurantes.

El Ayuntamiento, mientras, minimiza los problemas creados con la instalación de esta XIII edición del mercado medieval a bares y restaurantes y asegura que ha buscado el equilibrio entre el mercado medieval y los negocios fijos.

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