_
_
_
_

Adiós a Jackson en Colón

Cientos de seguidores de Jackson se despiden de su figura de cera

Patricia Gosálvez

"Hay que sacar la figura a la calle", pensó Gonzalo Presa, portavoz del Museo de Cera de Madrid, en cuanto escuchó la noticia. Michael Jackson acababa de morir en su mansión de Los Ángeles y los fans madrileños merecían un lugar de peregrinación. "Llámalo deformación profesional, pero fue lo primero que se me ocurrió", dice Presa, que, de paso, avisó a los medios de su iniciativa.

A las 10.30, el falso Jackson, con un rostro más natural que el real, se planta en la calle. Le sacan en volandas, cogido de los brazos, como si fuese un reo llevado por una pareja de la Guardia Civil. "Sólo pesa 55 kilos, más o menos lo que debía de pesar el de verdad", dice Presa. Una hora después, una vecina deposita el primer ramo de flores a los pies del ídolo pop, enfundados en calcetines blancos. Arranca una jornada de homenaje al cantante.

Un centenar de personas aplauden los pasos de un 'fan' de cantante

A lo largo del día, los medios informan de esta iniciativa y de otra quedada a las ocho, en el cercano Hard Rock Café, en un lateral del paseo de la castellana, donde hay una vitrina con unos zapatos rojos del artista y la papeleta con la que le anunciaron ganador de un Music Award (premio de la música estadounidense). La cita no es del todo espontánea, la propone una red social online, kedin.es, especializada en la organización de eventos.

Por la tarde la figura de cera está rodeada de flores, velas y notas cariñosas que empiezan "Dear Michael" [Querido Michael] y acaban "We love you" [Te queremos]. Un centenar de personas aplauden el moonwalk (característico baile del cantante fallecido) de Carlos Pinilla, 22 años. "Todavía no lo asimilo, ha sido horrible", dice jadeante tras arrastrar los pies. "He pasado la noche llorando", añade Aitor Durán, cantautor de 20 años, "la gente no entiende lo que luchó Michael, lo difícil que es ser cantante". Lleva dos claveles y los ojos rojos. Sin embargo, la florista de la plaza afirma que no ha vendido gran cosa.

"Esto está muy mal organizado", se queja Javier Giralda, 18 años, miembro del foro www.mjhideout.com, con 15.000 usuarios. "Es una vergüenza". Su web lleva 10 años organizando quedadas de los fans de Jackson y sus miembros están visiblemente afectados. Manuel (no quiere dar su apellido) tiene 39 años, pero llora desconsolado. "Se nos ha ido un ídolo a la altura de Elvis, de Frank Sinatra...". Alguien interrumpe el silencio. Hay que ir al Hard Rock, son casi las nueve y las teles van a arrancar los telediarios con la concentración. Hay que hacer bulto.

Entre las ocho y las nueve, el centenar escaso de fans en la puerta del Hard Rock se ha multiplicado por cinco. Se limitan a estar sentados frente a la veintena de cámaras que les enchufa sin pudor. Borja Segovia, 21 años, superfan anima el cotarro. Se ha enterado por la red social de Internet Tuenti del asunto y ha venido "de espontáneo". Tiene el coche aparcado con el maletero abierto y pincha al rey del pop. La policía le pide que desista de sus intenciones de disc jockey espontáneo y un rato después alguien grita "¡abre el capó!". Luego lo gritan los 500. Borja lo abre. Billy Jean a todo volumen. Brota un aplauso. Las cámaras se ponen a rodar, los telediarios ya tienen apertura.

"Esperamos que vaya llegando más gente", explica un policía. "A las once y media las teles vuelven a conectar en directo, quizás tengamos que cortar el tráfico". Son las nueve y media. Los B-Boys de la placita frente al Hard Rock hacen break ajenos a la concentración. "A mí me molaban los Jackson Five, luego Michael se hizo demasiado pop", dice uno con cierta apatía.

La figura de cera, a la que desde su creación en 1978, le han ido blanqueando la piel y cambiando el look para que no perdiese la semejanza, ha vuelto a la sala del espectáculo del museo. Hasta ahora, estaba en una segunda fila, entre Sara Montiel y Luis del Olmo, pero le han buscado un sitio nuevo, en primera línea, junto a los Beatles. El rey ha muerto, viva el rey.

Dos chicas lloran durante la concentración en Colón tras la muerte de Michael Jackson.
Dos chicas lloran durante la concentración en Colón tras la muerte de Michael Jackson.ULY MARTÍN

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_