'La etiqueta de maciza me da poder'
Dicen que hasta Shia LaBeouf le tiene celos. Al menos eso es lo que dio a entender al marcharse huraño, en plena promoción de Transformers: La venganza de los caídos, de una entrevista compartida donde Megan Fox llevaba la voz cantante. Un hecho que presenciamos en el hotel Shutters on the Beach de Santa Mónica y que contribuye a alimentar la expectación por la cinta. Si Transformers fue un canto a las veleidades del protegido de Steven Spielberg que se convirtió en el hijo de Indiana Jones, la secuela es una oda a Megan.
Su director, Michael Bay, además de ser un maestro de las explosiones, sabe mucho de caras bonitas. Para Bay, que no oculta cierta lascivia, Fox "ha madurado estupendamente de niña a mujer". Tyrese Gibson, actor en Transformers 2, va al grano: "Mi camerino estaba junto al de Megan y la tentación era tremenda", bromea.
Nacida en Tennessee hace 23 años, esta actriz se ha convertido en esa gran desconocida que está en todos lados, especialmente en el lado de los hombres: la revista FHM la ha proclamado la mujer más sexy del mundo y, recientemente, el fotógrafo Terry Richardson explotaba todo su potencial sexual en una sesión para GQ. "Megan Fox se merece con creces el título. Y con un único filme en su haber, es todo un logro", recalca Anthony Noguera, redactor jefe de la edición estadounidense de FHM.
Su presencia lo explica todo: melena oscura lisa, labios rojo carmín que dicen "cómeme" mientras sus ojos, de mirada penetrante, añaden "si te atreves"; y un cuerpo cimbreante, envuelto en un vestido aguamarina que no deja una sola curva a la imaginación. Unos stilettos de Jimmy Choo y los tatuajes a la vista de Marilyn Monroe en su antebrazo y de una estrella en el tobillo hacen el resto. "Si no fuera atractiva, no tendría trabajo en Hollywood", dice sin rodeos, mientras desenvuelve un caramelo y empieza a darle pequeñas chupaditas con la lengua. "Tengo claro que nadie se me acerca para mantener una conversación intelectual conmigo", añade antes de metérselo todo en la boca.
Desde luego, ninguna de las dos partes de Transformers es lo que se dice cine intelectual. Como comenta Fox, ambas son "prácticamente la misma historia", donde lo que importa no es actuar, sino "sobrevivir y conseguir que algunos de los tuyos también sobrevivan, porque esto es una batalla entre el bien y el mal con robots de 11 metros de altura. No es exactamente una película de Scorsese", añade sarcástica de su único trabajo estrenado hasta la fecha, que, a pesar de ello, se anuncia como el preludio de una exitosa carrera. La propia Megan afirma: "Hollywood está lleno de mentiras y yo me prometí hace mucho tiempo que iba a llamar a las cosas por su nombre". Así que nadie mejor que ella para explicar su meteórica ascensión.
Está lo más obvio: la belleza. "No creo que nadie se ofenda porque la llamen guapa, sexy, atractiva. No hay nada vergonzoso o de lo que sentirse ofendida", replica. "Sé que hoy me toca a mí estar en la cumbre de una de estas revistas y mañana le tocará a otra. Estas cosas son cíclicas, ¿no?". Al menos, Fox te libra del apartado "consejos de belleza", quizá porque todavía no ha fichado por ninguna firma cosmética. "Tengo 22 años, ése es mi único secreto", espeta, ignorando que, al hacer esta entrevista, ya ha cumplido los 23 (o quizá pensando que nunca es lo suficientemente pronto para empezar a restarse años).
También está en deuda con el Pilates y con un entrenador que la obligó a coger algo de peso para volver a encarnar a Mikaela en Transformers. "A Michael [Bay] no le gustan flacuchas", añade recorriendo con la mirada sus propias curvas. Aunque parezca lo contrario, pasa de dietas. "Al revés, gané como cuatro kilos durante el rodaje porque me pasaba el día merodeando la mesa de los snacks, engullendo patatas fritas y dulces. Nunca me verás con un plátano en la mano", añade juguetona, recordando una vez más su edad. "Ya me pasará factura a los 30", remata.
Es algo más que belleza lo que emana Fox y lo que ha hecho de ella una estrella instantánea. Llámalo el síndrome Angelina Jolie. "Me lo dicen mucho. Debe de ser por el aire de 'me importa tres cojones', los tatuajes y la melena morena. Porque si no, no acabo de pillar la comparación. Pero la aprecio". Quizá por mantener las distancias, Fox ha renunciado a una oferta para revivir a Lara Croft en la franquicia de Tomb Raider. "Está claro que yo llevo la etiqueta de maciza. La chica del póster. Y tampoco es que les haya dado razones para que me tomen más en serio. Pero eso me da mucho poder", afirma, demostrando que tiene los pies bien en el suelo. Se regodea al contar que lo que se espera de ella como actriz es tan bajo que sólo puede mejorarlo, una estrategia para afrontar su carrera que recomienda a todas las de su género. "Quiero que las mujeres se den cuenta, que se les diga a las niñas que está bien ser sexy, que no le debemos tener miedo a nuestra vagina. Es un poder, un regalo de Dios, del universo o de quien sea. Lo único que una necesita es cabeza, algo de sustancia para acompañar ese cuerpo".
Fox lo tuvo así de claro toda su vida. Montar el número fue lo suyo desde los cinco años. Incluso antes, porque cuando vio El mago de Oz insistió en que todo el mundo la llamara Dorothy. Para los 13 ya había ganado un concurso como modelo, y a los 16, aburrida del colegio y de las bromas con su apellido —Fox significa zorra—, se marchó a Los Ángeles a buscarse la vida como actriz. "El cine siempre es un reto, no hay nada monótono en un rodaje. Y estamos todos locos, lo cual no hace más que alimentar nuestra esquizofrenia. Es una experiencia interesante. No me puedo imaginar en un trabajo de oficina".
No tiene pinta de que le vaya a hacer falta. Después de Transformers, cuya primera parte facturó 700 millones de dólares, ya tiene otros dos proyectos entre manos. En el western Jonah Hex será una bella rodeada de "bestias de la interpretación". Así es como entiende ella a John Malkovich, Josh Brolin o Michael Fassbender. Y en septiembre estrena en EE UU Jennifer's body, el debut como directora de Diablo Cody, ganadora del Oscar al mejor guión original por Juno y cocreadora junto a Spielberg de la teleserie United States of Tara. Cody escribió el guión con Megan en la cabeza para el papel principal. "Creo que quiere que me interprete a mí misma para reírse de la imagen que proyecto. Lo que no sabe es que yo soy perfectamente consciente de ello", adelanta de un papel donde interpreta a la víctima de un sacrificio vestal con el pequeño problema de que no es virgen. "Ni tan siquiera virgen anal", se ríe, dando más explicaciones de las solicitadas sobre esa cheerleader que acaba convertida en un demonio poseso y hambriento de carne joven.
Está claro que su boquita le pierde y que a veces dice las cosas sólo para epatar. Aunque se meta en líos. Como, por ejemplo, cuando ha afirmado a la prensa que le gustan las chicas; un comentario parecido al que hizo Jolie en sus años de mocedad pre Pitt. "Es cierto que estoy obsesionada con [la actriz porno] Jenna Jameson, pero no de manera sexual. ¡No me dejaron acabar la frase!", se defiende, declarando también su amor "no lésbico" por Diablo Cody. El objeto de su pasión es Brian Austin Green, el guaperas del nuevo Sensación de vivir, con el que sale desde 2004. O con quien salía, porque, tras varios que sí, que no, Fox se declara en la actualidad libre de cualquier relación formal. "No quiero acabar como Elizabeth Taylor cuando llegue a los 60. Por eso necesito tiempo para crecer en solitario", puntualiza, desoyendo también los rumores que la unían con LaBeouf. Tal y como dijo en otra entrevista reciente, "los de 20 son una pérdida de tiempo".
Se retracta: "Hago muchas generalizaciones que no suscribo necesariamente". ¿Y qué hay de sus declaraciones diciendo que ella, a diferencia de Scarlett Johansson, no necesitaba ir haciendo entrevistas con palabras de tres sílabas para demostrar que es inteligente? "Puff. Me quemo cada vez que abro la boca, pero es que la gente no piensa que detrás de lo que digo pueda haber alguien con sentido del humor, con ganas de divertirse". Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre es que a muchos de sus admiradores les gustaría divertirse con ella.
Transformers: La venganza de los caídos se estrena el 24 de junio.
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