Muere el rey del pop

Asomado al balcón del medio siglo pero travestido en la eterna piel de un rutilante Peter Pan, Michael Joseph Jackson (Gary, Indiana, 1958) se encontró ayer de bruces con la muerte en su mansión de Bel-Air, en Los Ángeles. Un infarto agudo acabó con la vida del indiscutible monarca de la música popular de todos los tiempos, un auténtico fenómeno cultural y sociológico, dueño de todos los récords posibles o imposibles de la industria discográfica: 750 millones de discos vendidos a lo largo de su carrera avalan por sí solos la dictadura musical del inolvidable autor de obras maestras del pop como Thriller, Bad u Off the wall.

Pero no todo fueron oropeles y lentejuelas en la vida de aquel niño curtido en las filas de The Jackson Five. Problemas numerosos con la justicia, acusaciones de pederastia y una incesante devoción por los caminos de la metamorfosis -Jackson quería, sencillamente, cambiar el color de su negra piel y a ello dedicó gran parte de su vida- jalonan la existencia de un superdotado multimillonario alejado de la felicidad. Millones de fans en todo el mundo lloran desde ayer su muerte.