La OCDE teme una marcha atrás en las reformas de las pensiones
Los apuros económicos llevan a los Gobiernos a pensar, más que nunca, en el corto plazo. Esa perspectiva entraña un riesgo: que los Gobiernos den marcha atrás en las reformas de pensiones acometidas en estos años. Ése es el temor de la OCDE, que aglutina a los 30 países más desarrollados del mundo. En su último informe sobre pensiones, divulgado ayer, la organización anima a los Gobiernos a "dar pasos para asegurar que las políticas públicas permitan un sistema de jubilación seguro, adecuado y sostenible a largo plazo".
A las clásicas llamadas de la OCDE a reformas de las pensiones públicas se les suma esta vez una novedad: la idea de modificar también los sistemas privados. La importancia creciente de las aportaciones privadas en muchos países lleva a estos expertos a pedir mejoras en la regulación, una gestión más eficaz, una información más transparente y la facilidad para que el titular de un fondo de riesgo pueda cambiar a inversiones menos arriesgadas a medida que se acerca la edad de jubilación.
El informe subraya la preocupante evolución del peso de los jubilados sobre la población activa. Mientras en 1950 había siete personas en edad de trabajar por cada retirado, en la actualidad son cuatro y en 2050 serán menos de dos.
Con ese pronóstico, la OCDE alerta sobre "el peligro de utilizar la jubilación anticipada y las prestaciones por incapacidad para enmascarar el desempleo". Es decir, que mejoren los datos del paro a costa de sobrecargar a la Seguridad Social. La organización concluye que la clave es diversificar las aportaciones entre lo público y lo privado.
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