¿Cambio de rumbo en la política fiscal?
Siguiendo el calendario marcado en el proceso de elaboración de los presupuestos públicos en España, el Consejo de Ministros del pasado día 12 dio el pistoletazo de salida para los presupuestos de 2010. En dicho Consejo se aprobó la cifra de gasto total del Estado, que luego habrá de distribuirse por capítulos, secciones o programas en el proyecto que el Gobierno presentará a finales de septiembre a las Cortes. También se aprobó el documento de situación cíclica de la economía, que contempla unas proyecciones de los principales agregados macroeconómicos hasta 2012 y que sirve de base para marcar los objetivos de déficit de los diversos niveles de administraciones públicas.
Aunque este escenario económico tenga por finalidad guiar la orientación de la política fiscal, en realidad su interés desborda este objetivo, pues el Gobierno presenta a los agentes económicos sus previsiones de comportamiento de la economía española a medio plazo, lo cual es una información esencial en estos momentos. En los gráficos adjuntos se muestran algunas de estas previsiones y se comparan con las de los dos últimos Programas de Estabilidad enviados a Bruselas en diciembre de 2007 y enero de 2009.
La previsión del Gobierno de que el paro no superará el 19% en 2010 no parece muy realista
Para reducir el déficit al 3% del PIB en 2012, los impuestos deberían aumentar unos 9 puntos
Como hemos tenido que hacer todos los analistas desde que comenzó esta crisis, el Gobierno vuelve a revisar a la baja el crecimiento del PIB respecto a las cifras presentadas en enero. Ahora se espera una caída del 3,6% para este año y del 0,3% para 2010. No será hasta 2012 cuando la economía española se acerque a esa tasa del 3% que se considera su velocidad de crucero de largo plazo. Aunque para muchos todavía estas previsiones puedan ser algo optimistas, este nuevo cuadro es un ejercicio de realismo respecto a ese discurso de que la crisis pasaría enseguida y que ya en 2010 la economía crecería a tasas cercanas al 3%.
No parecen, sin embargo, muy realistas las previsiones de la tasa de paro, pues para que en 2010 no supere el 19% de la población activa y disminuya en los dos años siguientes sería necesario, entre otros factores, que se reduzca la población activa, y esto, a su vez, requeriría un flujo inmigratorio neto negativo. También resulta algo sorprendente la previsión de aumento del deflactor (precios) del PIB, cercana a cero en 2009, 2010 y 2011, y ligeramente superior al 1% en 2012. Probablemente el Gobierno quiere indicar que va siendo hora de dar la vuelta al proceso de pérdida de competitividad que hemos vivido desde que nos integramos en el euro. Pero si esto es así, el Gobierno debería decir a los trabajadores que sus salarios no deberían subir más de un 1% por año; a los empresarios, que sus márgenes unitarios deben estancarse, y a sí mismo, que sus ingresos pueden seguir cayendo en 2010 y crecer muy poco en los dos años siguientes.
En este escenario, el Gobierno se plantea como objetivo reducir el déficit del conjunto de las administraciones públicas desde el 9,5% del PIB que estima para este año hasta el 8,4% en 2010, el 5,2% en 2011 y el 3% en 2012. Y para empezar desde ya y demostrar que va en serio, el Consejo de Ministros aprobó un aumento de los impuestos sobre el tabaco y los hidrocarburos (2.300 millones al año) y reducir el presupuesto de gastos del Estado para 2010 un 4,5%. Veremos si esta reducción es real o un simple apaño contable, pero de momento quiero interpretarlo como un cambio de rumbo en la política fiscal respecto a ese discurso que también oíamos hasta ahora de que no importa el déficit, sino salir de la recesión. Claro que importa el déficit, pues se ha escapado de las manos y empieza a originar un tumor de muy mala pinta que puede causar problemas serios a nuestra economía a medio plazo. Ambas medidas me parecen correctas, aunque bastante insuficientes para lograr reducir el déficit al 8,4% del PIB el próximo año.
A medio plazo, el objetivo de llevar el déficit al 3% en 2012 es poco realista. Una proyección moderada del gasto público hasta 2012 en el escenario macro que prevé el Gobierno (bajo el supuesto de que no se toman medidas contundentes de recorte), lleva a que éste aumente dos o tres puntos porcentuales (pp) del PIB. Si el déficit debe reducirse 6,5 pp del PIB, ello implica que los impuestos deberían aumentar unos 9 pp. Es para ponerse a temblar. No creo que se llegue a tanto, pero subidas de impuestos, las habrá.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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