Media hora más de Legazpi a Laguna
Los cortes en la línea 6 de metro, que durarán todo el verano para arreglar la catenaria, dificultan el viaje y provocan las quejas de los usuarios
"¡Aquí metía yo 20 minutos al Zapatero y al Gallardón, a los dos, a pasar fresquito!". Rosa Linares (51) grita en mitad del autobús urbano. Hace calor, no cabe un alma y por delante se divisa atasco. La mujer, que lleva el carrito de su nieto y no pierde de vista a su hija, se ha subido en el autobús gratuito habilitado como servicio alternativo porque un tramo de metro está cortado. No es culpa del Gobierno ni del Ayuntamiento. La línea 6 -la Circular, la que sufre más averías y tiene el material más anticuado de toda la red- está de obras hasta septiembre para cambiar la catenaria, el cable que suministra la energía eléctrica. Y a Rosa, como a todos los que viajan como sardinas en el autobús, le ha pillado en medio.
Los autobuses alternativos se quedan atascados en hora punta
El tramo de seis paradas entre las estaciones de Legazpi y Laguna estará cortado hasta el 10 de julio. El 27 de junio, el tramo se ampliará hasta Arganzuela por el este y a Lucero por el noroeste, es decir, dos paradas más.
Hacer el primer recorrido cortado en un vagón del metro suponía hasta ahora unos 12 minutos de trayecto (la estimación media en metro es de dos minutos por parada). Pero en la calle, tráfico mediante, el mismo recorrido -incluyendo el tiempo de salir del metro y volver a bajar- supone 40 minutos de autobús, tal como comprobaron ayer a medio día dos redactores de este periódico. Media hora más que en el vagón.
Así que Linares, sin soltar el carrito, reflexiona otra vez en alto que con su coche hubiera llegado "mucho más rápido" y farfulla algo más de políticos a los que pasearía en transporte público con los 33 grados a la sombra que ayer marcaron de máxima los termómetros madrileños a mediodía.
La mujer, que se dirige a la estación de Abrantes (en la línea 11), es uno de los 70.000 vecinos del barrio de Abrantes y de Carabanchel Alto que se quedan aislados de la red, porque precisamente la línea 11 (la verde, La Peseta-Plaza Elíptica) está conectada al resto del suburbano a través de la Circular. Y no volverá a abrir Plaza Elíptica hasta dentro de un mes. La asociación de vecinos de Carabanchel Alto ya se ha quejado por este corte que afecta a un gran número de trabajadores y gente humilde en un barrio obrero.
Hay carteles por todas partes, la megafonía informa cada pocos minutos de los cortes y operarios de Metro, de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) y vigilantes conducen a la gente hacia las paradas de autobús. Junto a la boca de metro de Plaza Elíptica, un supervisor y un vigilante se resguardan del calor bajo una sombrilla azul con flores. Cuentan que algunas viajeras intentaron agredirles durante las colas de la hora punta de la mañana porque los autobuses se quedaron atascados. A mediodía, pasan cada cuatro o cinco minutos. Todos se llenan rápido.
En el asiento trasero de uno de esos autobuses se acomoda Gina Zaldívar, peruana de 35 años y ojos rasgados. Sí, ha salido media hora antes de casa porque no puede llegar tarde a su trabajo de enfermera. "Hace días que pedí los planos, ahora pierdo mucho más tiempo y llego más cansada de tanto andar de un medio a otro", asegura. Y junta los hombros. Resignación.
También se queja bajito Óscar Aldo, peruano de 36 años que limpia cristales en Carpetana, otra de las paradas afectadas. El mismo cálculo, media hora más para llegar al mismo sitio. "En estos autobuses se viaja aún más apretado que en el metro", señala. Pero, argumento repetido, no queda otra. Valentín Sánchez, de 60 años y barba, dice que todo es más incómodo, pero que lo entiende. Todo sea por mejorar la "bendita línea 6" que le ha dejado tirado más de una vez. Hasta el 13 de septiembre, la Circular seguirá de obras, con cortes que irán avanzando en el sentido de las agujas del reloj.
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