En Jerez hay barriadas sin alumbrado ni alcantarillado
Los vecinos de las zonas rurales afectadas son más de 6.000
Más de 6.000 ciudadanos viven a 10 minutos de la urbe, pero en muchas de sus calles no hay farolas; pagan impuestos, pero ellos tienen que barrer las aceras; acuden a las urnas cada cuatro años, pero el correo no llega a sus casas; constan como habitantes de un municipio ya calificado por el Parlamento andaluz de gran ciudad, pero algunos no tienen agua potable.
Las mejoras llegan, pero a cuentagotas para estos vecinos de Jerez, que esperan desde hace 40 años la legalización de sus viviendas. El actual gobierno socialista ha iniciado el proceso de regularización dando escrituras a unas 800 familias. Aún quedan 1.200 más.
La zona rural de Jerez vuelve a alzar su voz. Los vecinos de la barriada de Cuartillos salieron ayer a la calle. Se sienten discriminados. Quieren disfrutar de los servicios básicos que la Administración local sí garantiza a los jerezanos del casco urbano.
En Cuartillos hay áreas sin alumbrado y 26 casas sin agua ni luz
La limpieza de las calles en La Ina la hacen voluntarios del pueblo
En Cuartillos habitan unas 700 personas. Decenas de ellos viven a oscuras porque en varias de sus calles no hay alumbrado público. En cuatro viales no hay alcantarillado y en otros tres, ni siquiera se pisa sobre asfalto. En 26 casas no hay agua ni luz. El Ayuntamiento les reitera que las deficiencias se van a subsanar, pero, como recuerda Paco Candelera, delegado de Alcaldía, llevan dos años esperando.
Toñi Gutiérrez es vecina de Paco. Esta jerezana de Cuartillos recorre dos kilómetros varias veces por semana hasta la barriada de Cartuja para poder tener agua en su casa. La lluvia que almacena en un aljibe sólo le sirve para fregar. Dispone de luz gracias a un alternador, pero la potencia no es suficiente para la energía que consume un refrigerador. Toñi lo soluciona comprando la comida a diario y guardándola en una nevera de playa repleta de hielo. A pesar de las dificultades, esta mujer de 59 años no quiere abandonar Cuartillos. "Es mi pueblo, aquí han vivido mis padres, aquí he crecido y en Cuartillos está mi casa", dice a modo de retahíla.
En Las Quinientas, a 8 kilómetros del casco urbano jerezano, otras 20 familias no disponen de agua, alcantarillado, alumbrado, ni acerado. Acuden a una fuente situada en Los Albarizones, a varios miles de metros de distancia. Según explica Julio Morillo, secretario de Unión Rural, en 2006 el Ayuntamiento firmó por escrito su compromiso de llevar el agua hasta la barriada. En junio de 2009 siguen esperando.
A la barriada de La Guareña llegó el agua hace dos años. El gobierno municipal que preside la socialista Pilar Sánchez invirtió 1,5 millones de euros en esta infraestructura. Ahora el consistorio está en proceso de hacer llegar este bien básico a tres núcleos poblacionales más.
A pesar de los esfuerzos para erradicar un problema histórico, los vecinos se sienten "abandonados". En La Guareña sigue sin haber alumbrado público, en las calles hay hoyos y el asfaltado no pasa de ser un sueño para sus 400 habitantes.
Sacar la basura no es una simple rutina a la que se dedica un momento. Algunos vecinos de este núcleo rural tienen los contenedores a 25 metros y otros, a casi dos kilómetros. "De limpieza, mejor ni hablamos", apostilla Ángel Ruiz, delegado socialista de alcaldía.
En La Ina, a 12 kilómetros de Jerez, son unos 500 ciudadanos los que sufren un alcantarillado "insuficiente". Mónica Castellet es la delegada de alcaldía, también socialista. "Aquí hemos mejorado en los últimos años, pero no demasiado". "Con la llegada de fuertes lluvias sufrimos inundaciones; la policía se ve poco por las calles, hay farolas, pero sin recambios; y el día a día de la limpieza lo hacen voluntarios del pueblo", resume resignada.
El goteo de carencias no acaba. En El Mojo no hay correo. El delegado de alcaldía, Diego Sánchez, es el cartero oficial desde hace 25 años. Va a Jerez con su coche y reparte la correspondencia entre sus vecinos por pura vocación.
En la barrida colindante de Gallardo, como en las demás, los vecinos pagan la contribución desde hace cinco lustros. Este año han conseguido que el concejo asfalte una calle de 600 metros con un presupuesto aprobado en 2004.
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