Una relación duradera

Dicen que el secreto de las relaciones duraderas no reside tanto en quererse como en aprender a llevarse mal. Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo empezaron a salir por casualidad como trío de flamenco jazz una noche de hace 12 años en Barcelona y en vista de la ausencia del resto de la banda.

Y se llevan estupendamente mal tanto tiempo después.

Será la experiencia. Son reconocidas su destreza y los caminos que cada cual ha abierto en España en su instrumento (saxofones y flauta, bajo y batería, respectivamente). También, que han aprendido un par de cosas a sus 55, 52 y 48 años.

Jorge Pardo: "¿El secreto? Llevar toda la vida juntos pero nunca verse todos los días...". Carles Benavent: "...Y tener tus asuntos por ahí, aparte...". Tino di Geraldo: "Aunque a veces cuesta. Hay que respirar hondo. Son formas distintas de ver las cosas. Te haces mayor y cada vez se marcan más las personalidades. Es necesario mucho de 'me voy a callar, porque para qué".

La reunión del trío en torno a la mesa de uno de esos restaurantes castizos de Madrid donde la tosta es la reina se debe a Sin precedentes, el sensacional disco que acaban de publicar con Nuevos Medios. Un álbum que se cierra con una canción sobre respirar hondo y contener la sangre camino del río. Sujétame que lo mato es un desahogo en clave de flamenco funk, escrito por Benavent y dirigido a Di Geraldo. "La compuse porque si lo hubiese asesinado la verdad es que me habría quedado muy triste", recuerda el primero con sorna catalana. Hace 10 años del último registro sonoro del trío: un trallazo grabado en el Teatro Central de Sevilla. Esta vez los ánimos están más calmados y la sutileza adorna las canciones. Podría parecer demasiado tiempo. Más en una industria sumida en una tormenta perfecta. "Esto es como tener novia", aclara Di Geraldo. "Sales con ella un montón de tiempo, pero te casas cuando cuadra". "A mí no me importan los discos", dice Jorge Pardo, quien, pese a los años y quizá gracias a ese pelo agitanado, sigue pareciendo un chico astuto de Las Ventas. "Son tarjetas de visita donde viene mi nombre, mi teléfono y a lo que me dedico. El directo es la única verdad". Es en esa certeza donde el trío se ha forjado desde que Benavent y Pardo se conocieron hace casi tres décadas "ensayando en casa de Paco de Lucía", antes de convertirse en pilares del gran sexteto de jazz del guitarrista, y desde que Di Geraldo apareció en escena como el batería de Camarón. La proximidad del estudio Eurosonic, un edificio en ruinas y un pedazo de la historia de la música que la desidia y la crisis perenne dejó morir, saca a colación esos temas que distraen la atención de la música cuando se habla de música. ¿Para qué hacer discos? ¿Escuchamos canciones o archivos informáticos de pésima calidad? ¿Vuelve el vinilo? "Ya estoy harto de todo eso de la crisis", repone Pardo. "De vender canciones en Internet, de la piratería. No es mi negocio".

Está claro que Pardo es un tipo con opinión propia. ¿Sobre la persecución del jazz en Madrid? "La cultura no es sólo una cosa que se da a las 9.30 en la universidad. También sucede en un garito a las 4.00". ¿De la ausencia del trío de los festivales de verano? "Parece que nos tienen negado el saludo". ¿Y Paco de Lucía? "Es un tío cuyas ruptura, siempre son traumáticas... En nuestro caso, lo vivimos como un proceso natural. Nos molesta haber desaparecido de su vida. No existimos ni en sus vídeos, ni en los documentales, ni en los libros". Cuando Pardo se levante de la mesa como en uno de sus inconfundibles arrebatos a la flauta -"tengo que comer con la vieja; y la vieja es lo primero", dice- los roles del trío se desharán como un bloque de hielo en una parrilla.

Sin precedentes. Carles Benavent, Tino di Geraldo, Jorge Pardo. Nuevos Medios.