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Feijóo pide a la oposición que "sepa perder" y apueste por los consensos

El presidente de la Xunta dice que PSOE y BNG funcionan por "arroutadas"

"Ni cien días, ni cien horas, ni cien minutos". El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se aferra a una frase pronunciada por su principal oponente para explicar la crispación con la que ha arrancado la legislatura. En su presentación como candidato a liderar el PSdeG, Manuel Vázquez prometió a la militancia una rígida oposición al PP desde el primer segundo. La agresiva campaña de los populares había dejado secuelas sobre todo en las filas socialistas donde fueron muchos los dirigentes que no entendieron la falta de respuesta de su formación y en especial del ex presidente Emilio Pérez Touriño a la estrategia de acoso urdida por el Partido Popular.

Ayer, Feijóo retomó el eslogan del estreno de Vázquez para defender que el plante de BNG y PSOE el miércoles en el hemiciclo como protesta contra la presidenta, Pilar Rojo, cuando ésta dio la palabra al conselleiro Javier Guerra para que hablase de sus empresas, responde únicamente a esa "táctica" anunciada por el líder socialista. El presidente de la Xunta calificó el boicot como una "arroutada" y recordó que no es la primera vez que la oposición abandona la sede parlamentaria [diputados socialistas y nacionalistas también se marcharon de una comisión de trámite que debía dar el visto bueno al nuevo director general de CRTVG, Alfonso Sánchez Izquierdo, alegando falta de consenso].

Lamenta que el dinero de vender la AP-9 no se invirtiera en Galicia
Asegura que empresarios como Guerra "dignifican la política"

"Esa oposición no lleva a ningún sitio, no percibo enfado con el PP, creo que están enfadados con el país que les ha abandonado en las elecciones", subrayó Feijóo. El presidente aprovechó también para hacer una defensa cerrada de su conselleiro de Economía e Industria, Javier Guerra, a quien la oposición discute por fábricar los productos de sus firmas textiles en Portugal. "Es un empresario intachable y uno de los mejores profesionales del país. Personas como él dignifican la política, y deslocalización ninguna, el padre del señor Guerra es portugués y vive en Vigo. Este tipo de cuestiones son lamentables, me da pena por la política", insistió.

El jefe del Ejecutivo, quien todavía la víspera en la sede de su partido, había acusado al Bloque, "de hacer de tonto útil para el PSOE", eludió cualquier responsabilidad, suya o de sus siglas, en la tensión que vive la política gallega desde mucho antes de la votación, el 1 de marzo. Bien al contrario, pidió a socialistas y nacionalistas que "sepan perder". Él se ofreció a "tender la mano" para alcanzar nuevos consensos y "remar todos juntos contra la crisis". Citó como ejemplo del buen camino los acuerdos en "temas importantes" alcanzados esta semana para que Galicia acuda con una sola voz al debate de financiación autonómica y para reclamar al Estado que transfiera a la Xunta las autopistas AP-53 y sobre todo la AP-9.

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En el caso de esta última infraestructura, Feijóo lamentó que "el dinero de la Administración del Estado ingresó por la venta de la AP-9 debería estar invertido en Galicia, cosa que no se hizo". El presidente eludió aclarar si su crítica iba dirigida al Gobierno de Aznar, que privatizó la autopista, al reiterar que "el compromiso era invertir el dinero en el AVE y que no se hizo".

Un error que intentará enmendar en la reunión todavía sin fecha que mantendrá con el ministro de Fomento, José Blanco. Será después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reciba el lunes a Feijóo en La Moncloa. Además de la financiación autonómica, la Xunta planteará en ese encuentro medidas para fomentar la competitividad de la economía gallega, y frenar la crisis del sector primario. El Gobierno gallego planteará en Madrid la necesidad de reformar el voto emigrante para que haya urnas en la diáspora y acabar así "con ese anacronismo democrático". En la residencia del presidente del Gobierno, Feijóo reclamará una transferencia pendiente de 60 millones de euros comprometida ya con el bipartito, cuando Anxo Quintana era vicepresidente, para sufragar la Lei de Dependencia. Los beneficios fiscales para las empresas que patrocinen el Xacobeo que debía aprobar el Ministerio de Economía están garantizadas, según Feijóo.

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