Juego, set y partido en 3D
El Federer-Soderling abre una nueva forma de ver deporte en televisión
Es como estar sentado en las gradas de la imponente pista Philippe Chatrier. La final de Ronald Garros vista en tres dimensiones es otro partido, una manera diferente de ver la televisión. El espectador tiene la impresión de que Federer lanza un potente ace a pocos metros de su asiento, de que llorará en su hombro. Siente como si el juez de silla hablara con él, percibe a los recogepelotas pasar a la velocidad del rayo a dos palmos de su cara, nota la textura de la red. "Es como si los jugadores corrieran a nuestro lado", comentaba ayer el ex tenista Tomás Carbonell durante la retransmisión -exclusivamente en tres salas de cine de Madrid, Barcelona y Valen-cia- del partido entre el suizo Roger Federer y el sueco Robin Soderling.
La pantalla tridimensional sucederá a la alta definición
El espectador tiene la sensación de estar en el terreno de juego
El nuevo formato tecnológico que hace posible la televisión tridimensional representa un salto tan grande como el que en su día supuso el paso del blanco y negro al color. Es un sueño perseguido por los fabricantes y la evolución lógica de la televisión de alta definición. Aunque al revolucionario sistema le queda todavía un largo trecho por recorrer antes de que llegue a los hogares de forma masiva.
De hecho, la final de Roland Garros sólo se pudo ver ayer en tres dimensiones en la gran pantalla. El ente público France Télévisions y la operadora de telecomunicaciones Orange llevaron a cabo la retransmisión en 3D gracias a cinco cámaras estereoscópicas situadas alrededor de la pista central de Roland Garros. Estas cámaras especiales disponen de una doble lente de siete centímetros que reproduce la visión humana.
Para percibir la sensación de profundidad los espectadores tuvieron que enfundarse las clásicas gafas de visión en 3D. El gran avance llegará cuando no sean necesarios estos artilugios. Tal opción está, de momento, en el aire. La televisión de Estados Unidos ofreció el pasado enero, en el intermedio de la Super Bowl -el mayor acontecimiento deportivo y audiovisual del país- anuncios grabados en tres dimensiones y también en este caso hicieron falta las famosas gafas de plástico para ver en toda su hondura el sofisticado spot realizado por la productora Dreanmwoks para Pepsi.
El reto al que se enfrentan los fabricantes es lograr que la televisión tridimensional se vea en la pequeña pantalla como en la grande, y a ser posible sin las molestas gafas. Los expertos ven cercana la solución. Señalan que las pantallas para reproducción de imágenes 3D son auto-estereoscópicas, es decir, LCD normales con una capa de lentes en la parte externa que producen la sensación de profundidad. Y apuntan que llegarán pronto al mercado.
El espectador, que todavía está asimilando la alta definición, tiene la última palabra a la hora de apuntarse a la televisión tridimensional. Todo dependerá, como siempre, de los contenidos. Hollywood se ha declarado a favor de la nueva tecnología y ha comenzado a producir películas en 3D. Pero como ha ocurrido en la historia del medio, el deporte será el principal motor del cambio.
El Federer-Soderling llegó a España a través del satélite Globecast, filial de Orange. Precisamente esta compañía ofreció el pasado abril y en 3D el Paris Saint Germain-Olympique de Marsella, un partido de fútbol para el que se utilizaron seis cámaras estereoscópicas, una unidad móvil independiente y equipos especializados en 3D.
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