El gesto de Kobe
La pegada del líder de los Lakers marca el duelo entre los Lakers y los Magic
Ausente, mudo y multado LeBron James por desaparecer y no felicitar al equipo que eliminó a sus Cavaliers y fuera de onda Dwight Howard en el primer partido de la final de la NBA entre los Lakers y los Magic, todos los focos apuntan a Kobe Bryant. Anotó por primera vez 40 puntos en una final y se erigió en el cuarto jugador que suma además ocho rebotes y ocho asistencias, tras Jerry West (42-13-12), en 1968; Michael Jordan (42-12-9), en 1993, y Shaquille O'Neal (40-12-8), en 1992.
Los entrenadores van más allá de las estadísticas. "La mayor parte del éxito se basa en capturar la esencia del juego. Los baloncestistas deben aprender eso. Kobe la buscó en el tercer cuarto y acabó encontrándola", explica Phil Jackson, el del conjunto de Los Ángeles. "Es uno de los que demuestran más deseo e intensidad en la Liga. Posee una voluntad extremadamente fuerte que le permite ser muy competitivo. Tiene un impacto inmediato en sus compañeros, les llena de confianza", analiza Stan van Gundy, el del cuadro de Orlando.
Bryant comentó minutos antes del partido que sus hijos le comparan con el gruñón de los siete enanitos por la tensión y concentración que no puede disimular ni en casa. En la cancha, esa fuerza interior se expresa en un gesto que empieza a ser popular: la mandíbula inferior casi desencajada y la boca entreabierta, dejando ver la dentadura. Alguien ha equiparado esa expresión a las de Anthony Hopkins en El silencio de los corderos y Jack Nicholson en El resplandor. En la tienda de los Lakers se vende una mandíbula que enseña los dientes por 24,95 dólares (17,9 euros).
"Las dos últimas veces que estuvimos en la final nos quedamos cortos. Esta vez estamos realmente centrados", justifica Bryant, que atribuye su gesto a la herencia de las facciones de su madre igual que Jordan explicó en su día que su forma de sacar la lengua mientras jugaba era de su padre cuando reparaba el coche.
"Kobe asume la responsabilidad en el ataque y en el uno contra uno es muy agresivo. Cuando llega a ese nivel de ataque y está siendo efectivo, hay que dejarle jugar", conviene Pau Gasol. El francés Pietrus, que tan bien marcó a James en la final de su conferencia, luce a veces unas zapatillas de la marca de Bryant, pero en esta final las cambió por unas de la de Jordan con la leyenda AF447, el número del vuelo accidentado en Brasil, como homenaje a las víctimas. Bryant estrenó unas, que también regaló a sus compañeros, en las que luce la inscripción 61 pts at MSG, por los 61 puntos que anotó el 2 de febrero en el Madison Square Garden.
Los Lakers cumplieron casi todos sus objetivos en el primer envite, hasta el extremo de que dejaron a los Magic en números paupérrimos. Sus 23 canastas pasan a ser el segundo peor registro en las finales tras las 21 de Utah ante los Bulls de Jordan en 1998 (96-54). El 29% de acierto es el segundo peor desde el 28% de los Spurs en el cuarto partido de la final de 2003 con los Nets.
Uno de los mayores éxitos de los Lakers es que la defensa de Bynum y Gasol, con las ayudas de Odom, ahogó por completo a Howard, que sólo anotó un tiro de seis. Además, obligó a Pietrus y Lee a sumar lanzamientos, los mismos o más que Turkoglu o Lewis. En cambio, Kobe lanzó 34 veces; Gasol, 12, y Odom, 11, y los secundarios no pasaron de tres o cuatro. "Estoy contento con mi trabajo defensivo y se me está reconociendo", dice Gasol; "fue difícil y lo será aún más porque seguro que van a insistir en que sea más agresivo y van a darle más balones para que se la juegue en la zona, donde es difícil de parar".
La estadística es contundente. Las 43 veces que los equipos dirigidos por Jackson han empezado una serie de los play offs ganando la han sacado adelante. El segundo partido se disputará esta noche (Canal +, 2.00).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.