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Los brotes verdes no llegan a la industria cerámica

Las empresas han evitado las fusiones recomendadas, incluso las alianzas

María Fabra

Tras medio centenar de expedientes de regulación de empleo y cerca de 9.000 trabajadores afectados, el sector cerámico no deja vislumbrar aún los brotes verdes que asoman en otros sectores productivos. Los anuncios de cese de producción en empresas aún son constantes y algunas previsiones apuntan que mientras la fabricación no disminuya un 30% seguirán cerrando fábricas.

La dependencia respecto de la construcción ha arrastrado al sector cerámico a una crisis similar a la que vive el inmobiliario pero, además, con las particularidades de una industria muy característica por su idiosincrasia: familiar y tardío en la profesionalización de sus departamentos. Además, nadie ve otra vía para salir más allá de la reactivación del consumo interno y del incremento de las exportaciones en mercados aún florecientes.

La caída de ventas ha puesto de relieve la falta de liderazgo en los fabricantes

De nada ha servido que las consultoras advirtieran, una y otra vez, que el minifundismo cerámico era insostenible. Los empresarios cerámicos no sólo no aplicaron la teoría de las fusiones sino que tampoco respondieron a casos prácticos y reales planteados, en los últimos meses, para la creación de grandes alianzas en un sector que también abarca al de los esmaltes, las arcillas, la maquinaria o el diseño.

En cualquier caso, según los sindicatos, la crisis ha llegado a todos, grandes, medianos y pequeños y, sobre todo "a las empresas que estaban mal gestionadas". Su baza principal está fijada en la exportación con lo que, pese a tratarse de una crisis mundial, el derrumbe en el mercado nacional ha sido mucho mayor y, por lo tanto, ha tenido mayor incidencia en las fábricas más pequeñas dedicadas al consumo interno. De hecho, en 2008, cuando la producción ya sufrió un retroceso de cerca de 100 millones de metros cuadrados, las ventas nacionales disminuyeron pero las exportaciones, que casi duplican, en metros cuadrados, a la venta nacional, lograron sostenerse.

Antes de que la crisis arrastrara, a modo de suspensión temporal o extinción definitiva de contrato, a miles de trabajadores, las empresas empleaban a 22.300 personas de forma directa y 7.000 indirecta. El sector, que concentra en Castellón a más del 90% de la producción cerámica española, tenía, hasta ahora, una incidencia sobre el PIB de cerca del 11%, que en el caso de la Comunidad Valenciana ronda el 1,5%. Nadie se atreve a vaticinar qué datos arrojará el ejercicio de 2009 pese a que la patronal confía en que se mantengan los índices por el descenso general en la actividad de todos los sectores productivos.

En etapas de grandes bonanzas, durante las que los empresarios se acostumbraron a crecer anualmente por encima del 10%, nadie pidió cuentas a una patronal que nunca se ha caracterizó por su carácter reivindicativo. Pero con la crisis, llegaron los reproches, dimitió la dirección y los empresarios comenzaron a preguntarse por qué, siendo un sector fundamental, al menos para Castellón, no existía un lobby que ahora presionara para intentar situar al sector en un puesto más favorable para afrontar la recesión.

Plan renove para azulejos

Todas las administraciones, y partidos políticos, se han llenado la boca ensalzando al sector cerámico como ejemplo de innovación, inquietud inversora e internacionalización. Sin embargo, las visitas de ministros, consejeros y otros cargos, las buenas palabras y los halagos, de poco o nada han servido para la mejor supervivencia del sector en una época de crisis como la actual. Los empresarios cerámicos han visto, desde su actitud siempre excesivamente prudente, cómo los distintos gobiernos, general, autonómico, provincial y locales están "repartiendo" fondos, avales, ayudas y planes estratégicos para otras industrias que, en el mejor de los casos, les beneficiarán de forma indirecta. Pero ni un solo plan específico. Se han aprobado declaraciones institucionales y, por fin, se logró arrancar el compromiso del Consell de priorizar el uso de la cerámica en sus proyectos.

Sin ir más lejos, la Diputación de Castellón anunció, hace unos días, la concesión de un aval para una firma textil. Y ayer anunció la colaboración de la institución provincial en la elaboración de un plan estratégico para el sector del mueble de la comarca del Baix Maestrat, que agrupa a 80 empresas que han visto reducida su plantilla de 4.000 trabajadores a poco más de 1.900. Y no solo eso, la Diputación impulsará un Plan Renove del Mueble en las Administraciones locales por el que la institución provincial subvencionará el 10% del coste total de la adquisición de muebles en los consistorios.

Algunos empresarios del sector ya se han planteado por qué no se propone o se anuncia un "plan renove para baños o cocinas" con subvenciones, al igual que se ha hecho con electrodomésticos, automóviles o, ahora, muebles. De esta manera, la reposición, que es la única vía que la industria ve para mantener las ventas en el mercado nacional podría despuntar, al menos, en un porcentaje que reduciría el diferencial que va a dejar el parón en la construcción.

Sin embargo, los empresarios azulejeros siguen callados. Ahora, pendientes de la elección de su nuevo presidente, Joaquín Piñón, que ha sido el único que ha presentado candidatura para dirigir la patronal cerámica. Pero eso no será hasta julio. Tan "escandaloso" ha sido el silencio de los empresarios cerámicos que el único que se ha "atrevido" a alzar la voz y reprochar al Gobierno valenciano haberse olvidado del sector en sus planes fue el presidente de la Cámara de Comercio, Salvador Martí Huguet.

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