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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Primero, participar

La campaña para las europeas debería incentivar el voto, pero más bien provoca lo contrario

El sondeo sobre las elecciones europeas del próximo domingo que hoy publica EL PAÍS pronostica un cuasi empate entre PP y PSOE en escaños (22-21), aunque con 3,7 puntos de ventaja para el primero. Es un resultado similar al empate a 23 escaños de la encuesta del CIS conocida hace 10 días, aunque en ese caso con ligera ventaja socialista en porcentaje.

Un rasgo llamativo es que en ambos sondeos una amplia mayoría, en torno al 75% del censo, expresa su decisión de acercarse a las urnas el día 7. La experiencia aconseja relativizar esa disposición. En vísperas de las europeas de 2004, 8 de cada 10 electores decían estar decididos a votar: un porcentaje similar al que tres meses antes había participado en las anteriores legislativas y al que se registraría en las siguientes (75%). Pero a la hora de la verdad la participación fue del 45%: 16 puntos por debajo de la media de las cuatro europeas anteriores, y ligeramente inferior a la media del conjunto de la UE.

Desaparecía el diferencial que hasta entonces se había registrado en España respecto a los principales países de la UE; todavía en 1999 la participación había sido del 63% frente al 47% de Francia o al 45% de Alemania, por ejemplo.

Parece existir, por tanto, una disposición genérica a participar similar a la de las elecciones internas, pero, a diferencia de lo que ocurre en éstas, condicionada a que se den al elector motivos para decidirse por una u otra lista. Pero, a una semana de las urnas, no es sólo que los partidos no hablen de las políticas a defender en Europa, sino que apenas hablan de política. Se limitan a intercambiar reproches, ligados casi siempre a la corrupción en sus muchas derivaciones, con la esperanza de que eso desgaste más al rival. Frente a los ataques, no hay explicaciones, argumentos, sino devolución del ataque: "Y tú más". El efecto de la sobredosis no es atraer votantes, sino estimular la abstención.

Sigue siendo muy mayoritaria la opinión de que la integración en la UE ha sido beneficiosa, y siete de cada diez españoles tienen a gala su condición de ciudadanos europeos. Pero cuanto más se afirma que una crisis global requiere respuestas globales, más difícil es descubrir en la fronda alguna propuesta que tenga que ver con ese principio. Una conclusión provisional es que la campaña tiene en España un efecto desincentivador del voto. ¿Estarán a tiempo de rectificar?

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