Salvado por ZP

El programa electoral de Gallardón estaba a punto de besar la lona en el primer asalto. Sin dinero, las promesas olían a KO técnico. Pero sonó la campana. En la esquina del cuadrilátero, un hombre con las cejas puntiagudas tenía preparada una bombona de oxígeno en forma de más de 500 millones para obra pública. De este modo, los proyectos estrella que el PP tenía para la ciudad de Madrid se recuperaban. Tanto la remodelación del eje Recoletos-Prado como el plan de ajardinamiento de la superficie de la M-30 (Madrid Río) habían quedado parados a causa de la crisis. El dinero del fondo estatal los resucitó.

Lo mismo sucedió con 22 escuelas infantiles proyectadas, con la rehabilitación de Centro o la peatonalización de la calle de Fuencarral y la reforma de la de Callao y su entorno. Para todo ello habría que haber esperado a la siguiente legislatura y pedir perdón por no cumplir.

La Casa de Campo norte o el mercado de la Cebada no llegarán a tiempo

Pero el Ayuntamiento tiene gravísimos problemas en sus arcas. El año pasado (2008) cerró el ejercicio con un déficit de 1.200 millones. Y ésa, aunque se suponga implícita, ha sido la principal promesa electoral incumplida por Gallardón. La deuda no sólo no ha menguado, sino que se ha disparado hasta algo más de 7.000 millones. Y el plan económico al que se sometió se ha incumplido con creces.

En la política medioambiental han quedado en suspenso varios aspectos. Del millón y medio de árboles prometidos para los cuatro años, apenas se han plantado 170.000. Los parques han avanzado de forma desigual. Valdebebas y la Cuña Verde pueden estar acabados en esta legislatura. Pero la tan manida Casa de Campo norte, en el distrito de Fuencarral, ni se ha empezado. El compromiso de un anillo forestal alrededor de la M-40 tampoco anda como para llegar a las 100 hectáreas y 80.000 árboles prometidos: de momento van 19 hectáreas y 22.800 árboles.

El plan de calidad del aire incluía aspectos fundamentales como la creación de zonas urbanas de baja emisión donde no podían circular vehículos contaminantes. Ese proyecto está parado. Por el contrario, se recolocarán las estaciones de medición de contaminación más conflictivas. Y pese a que el Plan Director de la Casa de Campo ya está en marcha (compromiso cumplido gracias al fondo estatal), el préstamo de bicicletas que se incluía para ese pulmón verde no existe ni se le espera. Lo mismo que en El Retiro.

La nueva ordenanza de limpieza, más estricta con el reciclaje, también se ha aprobado. Lo malo es que llevaba adosada la resurrección de la tasa de basura, que le costará a cada madrileño unos 60 euros anuales de media. En las políticas de vivienda, los resultados en el ecuador de la legislatura no son proporcionales al compromiso de los cuatro años. Pero son asumibles. Según los datos proporcionados por el coordinador general de vivienda, Juan José de Gracia, de las 4.000 viviendas en alquiler en esta legislatura están entregadas, en ejecución o con proyecto un total de 1.267 (32%), muy poco. En cambio, de las 4.000 viviendas en venta en esta legislatura están entregadas, en ejecución o con proyecto 3.649 (91%). De los 10.000 pisos vacíos para sacar al mercado de alquiler se han inscrito 6.498 (65%), alojándose 11.910 jóvenes y 3.135 mayores de 35 años. Y de las 9.000 viviendas de las áreas de rehabilitación se han acondicionado 3.041 (33%).

En urbanismo, de la remodelación de Azca, no hay novedades. También está en suspenso la eterna promesa de remodelar el mercado de la Cebada y su polideportivo. El compromiso principal de seguridad era aumentar en 1.500 policías la plantilla. De momento van 400, menos de un tercio de lo prometido para los cuatro años. La tasa de criminalidad debía descender en un 10% y hasta ahora lo ha hecho en un 6,7%. Tiene tiempo. Otra de las promesas del área del edil Pedro Calvo era la implantación de un servicio de alquiler de bicis parecido al bicing de Barcelona. Debido a la crisis, el proyecto está suspendido sin fecha.

Y tras la M-30, tenían que llegar los aparcamientos disuasorios. Se prometió y se anunció una y otra vez. Pero no hay ni rastro. La remodelación de Serrano, eso sí, avanza a toda velocidad. Gallardón llega al ecuador de la legislatura con unos resultados por debajo de los prometidos, pero todavía remontables gracias a la inyección que ha recibido del Gobierno central.