Barcelona Poesia crece y se multiplica
El recital del Palau de la Música aguantó el tirón de la Champions
Por una de esas casualidades de la vida, el 25º Festival Internacional de Poesía, gran colofón de la semana Barcelona Poesia, coincidió el miércoles con la final de la Champions en Roma. Los organizadores adelantaron, primero, una hora su cita habitual, las 21.00. Pero las nueve se convirtieron en las ocho y, luego, sobre la marcha e intuyendo el gran triunfo del Barça, volvieron a avanzarla, a las 19.00. Asistieron unas 700 personas (normalmente acuden unas 1.000). Había claros en la platea del Palau de la Música y en el primer anfiteatro, y a partir de las ocho y pico fueron notables, aunque discretas, las deserciones.
Aun así, tiene un público fiel, que no se lo quiso perder. En esta edición del festival, dedicada a la poesía iberoamericana, el colombiano Darío Jaramillo conmovió a los asistentes. Afortunadamente ya es conocido en España, porque lo publica la editorial valenciana Pre-Textos. La cubana Reina María Rodríguez transmitió en verso la penuria y la dureza de la vida en la isla tan bella. Xuan Bello ofreció su poesía en asturiano, que por primera vez se oye en el festival, y conectó con los asistentes. El veterano Màrius Sampere arrancó cálidos aplausos con un poema sobre la lengua.
Éxito de la poesía oral, ahora falta que se pase a la leída y comprada
La puesta en escena, a cargo de Ferran Madico, fue sobria y efectiva: la sala de un aeropuerto, cruce de viajeros y culturas. El saxo de David Nel·lo contribuyó poderosamente a la magia del encuentro, en el que participaron también el manacorense Josep Lluís Aguiló; Marina Oroza, la única que recitó sin papeles a la vista; la asturiana Olvido García Valdés; el argentino Arturo Carrera, y el portugués Pedro Tamen.
El festival ha sido codirigido por los tres directores que ha tenido desde su creación en 1984: Gabriel Planella, Àlex Susanna y Víctor Obiols. En algo están todos de acuerdo: hay más gente para escuchar poesía que para leerla. Ese sigue siendo uno de los retos de Barcelona Poesia y del festival.
Contra todo pronóstico, el número de asistentes a los actos de la semana se ha duplicado. Los organizadores no tienen cifras exactas. Saben, sin embargo, que en todos los actos celebrados en locales ha habido que buscar sillas a última hora porque el público no cabía. David Castillo habló incluso de "masificación". "La gente ha acudido tanto a los actos de los poetas de más renombre como a los de los más desconocidos. Quizá sea un efecto de la crisis el que la gente busque más cultura".
Lo cierto es que desde que la semana se inauguró, el jueves 21, con la celebración del 125º aniversario de los Jocs Florals, los actos se han expandido y multiplicado por toda Barcelona. En bibliotecas, en la cárcel de Wad Ras, en centros cívicos de prácticamente todos los barrios de la ciudad, en el metro o al aire libre, la poesía ha dejado de "hablar en voz baja", como afirmó Planella.
Éxito de la poesía oral en todos sus aspectos. Ahora falta, dicen organizadores y participantes, que se pase también a la poesía leída, y comprada, suspiran algunos.
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