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Un hombre se entrega en Madrid tras estrangular a su compañera en Castellón

María Fabra

Las medidas cautelares han sido de nuevo ineficaces. Sobre Jaime N.M., de 35 años, pesaba una orden de alejamiento que ni él ni su compañera cumplieron. Según los vecinos, ambos vivían en el número 13 de la calle de Penyagolosa de Castellón, donde ayer fue hallada muerta María, de 36 años. Falleció estrangulada con las manos del padre de su hijo -un pequeño de 3 años- como único arma. Apenas cinco horas después de que apareciera el cadáver, el presunto agresor se entregó en la comisaría del barrio de Salamanca de Madrid.

La orden de alejamiento se decretó hace un mes, después de que María acudiera a la policía, acompañada de sus padres, para presentar una denuncia por malos tratos. Pero la resolución judicial no se respetó. Los vecinos mantienen que seguían conviviendo pese a que, tras entregarse, él aseguró que había abandonado el domicilio. Ante la policía, el presunto agresor relató que el martes, sobre las 23 horas acudió a la vivienda, discutió con su compañera y la asfixió. Al darse cuenta de que la había matado, cogió al niño y utilizó un vehículo que está a nombre de su suegra para huir a Madrid, donde viven unos familiares. Allí dejó al pequeño y emprendió, de nuevo, la huida hasta que se entregó a la policía. María eleva ya a casi una veintena los casos de violencia machista registrados desde que empezó el año.

Ayer mismo la juez que instruye el caso ordenó el traslado del detenido a Castellón y concedió la custodia del menor a los abuelos maternos.

La incredulidad entre los habitantes del edificio donde vivía la pareja, de cuya junta de vecinos formaba parte el ahora detenido, fue generalizada. "Imposible", fue el calificativo que utilizaron algunos vecinos al enterarse de que la policía buscaba a Jaime, un hombre alto y corpulento, salvadoreño nacionalizado español, como presunto autor de la muerte de su compañera. Ninguno sabía que existía una orden de alejamiento. Nunca oyeron gritos ni peleas. Ni voces. Ni volverán a oír, al menos, la de María.

Empleados de los servicios funerarios, ayer, al retirar el cadáver de la mujer, en Castellón.
Empleados de los servicios funerarios, ayer, al retirar el cadáver de la mujer, en Castellón.ÀNGEL SÁNCHEZ
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