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Reportaje:

El terror de los bares de Tres Cantos

Un hombre quema el almacén del propietario de un local que le negó la entrada

Rebeca Carranco

Cuando se le permite una vez la entrada, El Nines interpreta que es para siempre. Da igual que luego le digan que no puede volver porque roba y pega a los clientes. Antonio Javier Rodríguez Villar, alias El Nines, insiste un día tras otro en tomarse una caña en el bar en cuestión. Y si la insistencia no funciona, entonces toma medidas más drásticas, como quemarle el garaje al dueño del garito. Eso le pasó al propietario del D'Nikko, Oniel Puello, de 43 años, el jueves de la semana pasada. Los bomberos tuvieron que desalojar a 50 vecinos de los inmuebles cercanos. Y mientras, El Nines se tomaba su codiciada caña, aprovechando que Oniel no le veía porque estaba tratando de sofocar el incendio.

"Si un día aparezco muerto quiero que sepan que ha sido él", dice, serio, Oniel. Su bar está en la calle de Comercio, número 7, de Tres Cantos (40.606 habitantes). El Nines le ha robado muchas veces, cuenta. Aprovechaba los momentos en los que Oniel bajaba a la cocina a preparar unas tapas para meterle mano a la caja. Y luego encima pagaba su bebida con ese dinero. También ha robado a los clientes, como a A. L., que no quiere decir su nombre por miedo: "Se llevó los 200 euros que llevaba en la cartera". Y ha llegado a las manos con otros. Incluso prendió un edredón y lo echó ardiendo en la casa de Oniel, pegada al bar. Su historial delictivo es largo, según la Guardia Civil. En lo que va de año ha sido detenido cuatro veces.

El jueves se superó a sí mismo. Sobre la una de la mañana acudió de nuevo al D'Nikko. Oniel, como siempre, le negó la entrada. Aparentemente, el joven obedeció. Pero en lugar de irse, caminó hasta la parte trasera del bar. Allí, con una palanca, reventó la puerta del garaje que sirve de almacén y le pegó fuego. Luego se fue de nuevo al bar y le pidió una caña al camarero, que era nuevo. Y se la tomó. Mientras, Oniel, que había sido avisado del fuego, intentaba apagarlo. Al Nines le perdió volver a la escena del crimen. Un vecino le identificó como el autor del incendio mientras miraba trabajar a los bomberos. La Guardia Civil le detuvo. Y también se llevaron lo suyo. Uno de los agentes presentó un parte de lesiones por arañazos.

"Estamos atemorizados", se queja Oniel. Y Alfonso Esbrit, de 38 años, le da la razón. "A mí también me ha amenazado con quemarme el bar", cuenta. Su problema es exactamente el mismo. Le niega la entrada y El Nines se emperra en seguir yendo. Otro bar de la misma calle, Casa Quillo, asegura que también ha tenido problemas con el hombre. A pesar de todo, El Nines está de nuevo en la calle. "Le hemos visto cerca de aquí", se lamenta Oniel, preocupado.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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