ELOGIO DE LA PEREZA
'Lisztomanía' es un término acuñado en 1843 y que se refiere a las reacciones casi histéricas que provocaba el pianista y compositor Franz Liszt entre su audiencia —especialmente, la femenina— durante sus conciertos. Para muchos, Liszt fue la primera estrella del pop. En 1975, Ken Russell dirigió un desquiciado biopic sobre el músico húngaro, protagonizado por Roger Daltrey y recientemente editado en DVD. En 2009, una banda de Versalles llamada Phoenix edita Wolfgang Amadeus Phoenix, su cuarto álbum. El primer tema del disco, y uno de los mejores que jamás ha grabado el grupo, se titula Lisztomania y marca las pautas de un álbum de peculiar gestación y más que notables resultados. "Creo que es el disco en el que Versalles, donde nacimos y crecimos todos, ha tenido más influencia", comenta vía telefónica Laurent Brancowitz, guitarrista de la banda. "Cuando empezamos a componer deseábamos proceder de un bloque de pisos de protección oficial de Liverpool o de alguna calle de Brooklyn. Con el tiempo hemos aprendido a no mirar tanto hacia fuera y a encontrar inspiración en lo más cercano y cotidiano". Esa inspiración surge de la desconexión con la actualidad que posee un lugar como Versalles o del ritmo de los coches en la autopista de circunvalación a París, y ha dado como resultado un álbum de pop contemporáneo paneuropeo, plagado de referencias a compositores húngaros del siglo XIX o a la Exposición Universal de París en 1900.
'A veces, me sorprende lo poco profesionales que podemos llegar a ser. Somos un desastre'
"Todo esto, visto así, puede dar una idea realmente equivocada de cómo somos", comenta Brancowitz, quien antes de formar Phoenix estuvo en un trío de surf pop con los dos robots que más tarde formarían Daft Punk. "Música de cámara, Versalles Joder, parece que somos unos tipos listos y tremendamente cool, cuando la realidad es la contraria. Mira, estamos ensayando para la gira y estoy sólo en el estudio. Todos llegan tarde. A veces, me sorprende lo poco profesionales que podemos llegar a ser. Somos un desastre". Brancowitz es perfectamente consciente de que la imagen de la banda —todo aquello que The Strokes olvidaron ser y todo eso que The Pretenders hubiesen sido si, en vez de desayunar alubias con pan de molde, hubiesen probado de jóvenes las mejores añadas de Borgoña—es la de cuatro franceses fríos, distantes y chachis. Pero la relación íntima con el clan Coppola, las fotos cortesía de Hedi Slimane, la amistad con lo más granado del french cool y demás referencias clave para poder entender los contenidos de las revistas de tendencias de la última década no deberían distraernos del hecho de que estos tipos acaban de editar un disco con el título más infantil y estúpido de la historia reciente del pop. "Es idiota, ¿verdad?", sonríe Branco. "Thomas dice que es como pintarle un bigote a La Mona Lisa, algo infantil. La verdad es que hace años que quiero que pongamos un título estúpido a nuestros discos y nadie me deja. Yo hubiese preferido Tits and ass (Tetas y culo), que creo que es un nombre perfecto para un álbum o una canción. Pero, bueno, este título ya me gusta. Refleja lo burros que somos y creo que es un primer paso hacia ese disco titulado Tits and ass que nos hará famosos en todo el mundo".
Phoenix es una entidad basada en la amistad y el amateurismo. Ensayan cerca de donde nacieron y viajan con una troupe formada por amigos de la infancia que, según Branco, parece más un viaje de fin de curso que una banda millonaria de gira. Pero Phoenix, ante todo, son unos perfeccionistas. "Nos cuesta mucho escribir canciones. Nos encantaría ser geniales, pero debemos currar y currar y esperar que, en algún momento, llegue la magia y nos pille con las guitarras enchufadas".
El problema que les sobreviene a los franceses es que necesitan trabajar mucho, pero son extremadamente vagos. No son el tipo de grupo que entra en el estudio con los deberes hechos ni que graba 40 canciones para luego quedarse con una docena. Es poco probable que algún día veamos un disco de inéditos de Phoenix. "Ni de broma. Thomas defiende esta manera de trabajar diciendo que nos gustan los álbumes perfectos de principio a fin. Es una manera romántica y bonita de decir que lo que ves es lo que hay. No damos para más. Jamás hemos llegado a tiempo a ninguna fecha límite", recuerda el guitarrista, quien está convencido de que la mayor fuerza creativa detrás de este disco es un juego de cartas creado en 1975 por Brian Eno y el artista germano Peter Schmidt, y que se llama Oblique strategies (Estrategias oblicuas). Se trata de una baraja de cien cartas que contiene una frase o un mensaje más o menos críptico destinado a resolver un dilema. "Honra al error como si fuera una intención escondida", "¿Hay secciones? Considera las transiciones" son algunas de las cartas que contiene el juego utilizado por Phoenix en el estudio. "Al final añadimos incluso algunas cartas creadas por nosotros mismos", recuerda Branco. "La mejor era 'Tómate un descanso'. Todos queríamos esa carta. Creo que es nuestra cumbre artística".
Wolfgang Amadeus Phoenix está publicado por Nuevos Medios. Phoenix actúan el 28 de mayo en el Festival Primavera Sound de Barcelona (escenario Rockdelux).
Primavera Sound '09: la gran fiesta
Algunas perlas del desbordante cartel del festival que se celebra el 28, 29 y 30 de mayo en el Fòrum de Barcelona.
Ezra Furman & The Harpoons. Trío de Chicago con dos discos que los responsables del Primavera descubrieron en Austin y de los que se enamoraron instantáneamente. Take off your sunglasses oposita a himno del festival.
Sábado 30. Escenario Ray Ban Vice, 24.00.
Neil Young. Estrella indiscutible de esta edición, el fichaje a última hora del canadiense ha contribuido a dar empaque al cartel. Su último álbum no es lo mejor que ha hecho, pero, tras 40 años de carrera, tiene repertorio de sobra.
Sábado 30. Escenario Estrella Damm, 21.15.
Bat For Lashes. Natasha Khan, británica de ascendencia paquistaní, cargó desde el principio con la maldición de las comparaciones con Björk. En su segundo disco, Two suns, se tira hacia un sonido mucho más ochentero.
Viernes 29. Escenario Estrella Damm, 19.10.
El-P. El inventor de eso que se llamó hip-hop abstracto es de la pocas concesiones al género de una edición en el que el rap apenas aparece en el cartel. Lo curioso es que no tiene tampoco nuevo disco. Su última grabación, I'll sleep when you're dead, es de 2007.
Sábado 30. ATP, 3.00.
A Certain Ratio. En los ochenta, unos tíos de Manchester con pantalones cortos hicieron evolucionar el pospunk hacia el funk. Tony Wilson les adoraba y les fichó para su sello, Factory. Presentan su primer álbum en 10 años.
Viernes 29. Ray Ban Vice, 2.00.
Jeremy Jay. Descubierto por Calvin Johnson, capo de K Records, este californiano no deja de recibir alabanzas. Con dos discos editados, se le ha comparado con Morrissey, Go Betweens, Blondie o Buddy Holly.
Sábado 30. Ray Ban Vice, 18.00.
The Horrors. Si su primer disco consiguió la antipatía de casi todo el mundo, con el segundo, Primary colours, los de Brick Lane han conseguido la admiración. Han pasado del garage tonto al pop siniestro ochentero a lo Chameleons o The Church.
Jueves 28. Ray Ban Vice, 1.45.
My Bloody Valentine. Su vuelta, en 2008, despertó pasiones. Y supieron aprovecharla. En algunos momentos de su directo consiguieron que te sintieras dentro de la turbina de un reactor. Una experiencia aterradora.
Jueves 28, Escenario Estrella Damm, y sábado 30, Auditorio.
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