Romanos, escritores y una estación fantasma
Los museos de la capital cobran vida por un día con actividades gratuitas
La mañana de ayer dio para mucho. Para aprender que el naranjo de la casa de Lope de Vega ya daba frutos cuando el dramaturgo vivía en ella hace 400 años. Que en las escaleras del metro de Chamberí se utilizaban botellines de cerveza triturados para hacerlas antideslizantes. O que, ya en los tiempos de los romanos, poner las calles patas arriba levantaba las iras de los vecinos aunque la causa fuese tan encomiable como introducir un sistema de cloacas en la ciudad.
No fueron actos multitudinarios, pero las actividades organizadas ayer como adelanto del Día Internacional de los Museos, que se celebra hoy, tuvieron un público agradecido y dispuesto a hacer un esfuerzo para transportarse en el tiempo.
Una gran pizarra en el Reina Sofía admitió sugerencias de los visitantes
En el Museo Arqueológico Nacional el viaje fue largo, hasta la época romana, primero, y la visigoda, después. En un pequeño escenario enmarcado por tapices y bibliotecas, tres actores se afanaron en sus monólogos. En el caso de Jon Sarasti, con la finalidad de convencer a un público imaginario de las bondades de un plan hidráulico para Calagurris (actual Calahorra). Pese a los bostezos de algún pequeño ("ya sé que canso con las cosas técnicas", bromeaba el ingeniero), los problemas de entonces no resultaron tan lejanos. Que si "los gastos valdrán la pena", que si "las molestias se olvidarán nada más ver la gran obra terminada". Los presentes reían con complicidad. No en vano, de vuelta a la realidad, las tripas de la calle de Serrano asomaban a la misma entrada del museo.
Un poco más lejos, y varios siglos después, una decena de niños recorrieron los pasillos de la casa que adquirió Lope de Vega allá por 1610. Bien aleccionados para no tocar nada ni pisar las alfombras, los chavales, incluidas tres que habían decidido que ayer aún no tocaba quitarse los vestidos de chulapa, escucharon atentos las anécdotas de los objetos que se conservan en la ilustre casa, del barrio de las Letras, con cara de entender a medias. "Es una oportunidad de ver un museo que no habíamos visitado nunca", confesaban algunos padres, expertos en buscar actividades de fin de semana para niños en Internet.
La siguiente parada era en una estación conocida: la de Chamberí. Para la mayoría, cerrada hace décadas. Para unos pocos visitantes, a punto de ser inaugurada. En las viejas taquillas de la entrada, cuatro actores de la compañía Máscara Laroye se confundían entre el público real que asistió a la visita guiada por la estación reconvertida en museo. Un asustado marido que se abrazaba al personal cada vez que el metro tronaba a su paso, una esposa emocionada, un guardia que acabó enzarzándose con el primero y un periodista receloso con el "amiguismo" que sospechaba rodeaba a la obra. "¡Esto es toda la versión oficial!", advertía continuamente. Los asistentes les respondían con carcajadas. Con algunas excepciones. "Pero si tú no habías nacido", interpeló una señora mayor a uno de los jóvenes actores que afirmaba utilizar los productos anunciados en la publicidad antigua que decora las paredes de la estación. "¿Se pueden callar?", estallaba otra al final del recorrido, "¡que no nos enteramos de nada!".
La propuesta del Reina Sofía, como buen museo de arte contemporáneo, pensaba más en el futuro que en el pasado. Los miembros del Equipo <18, un programa dirigido al público joven, instalaron una pizarra en el patio para que todo el que quisiera apuntara sus sugerencias. Aunque la rebaja en los precios acabó ganando por goleada, los visitantes se animaron con todo tipo de ideas, desde un parking a una guardería para mascotas.
Por un día, la petición mayoritaria se hizo realidad: la entrada a los museos, ayer, era gratis. Aunque tampoco se notó demasiado. "Muchos se habrán ido de puente", aventuraban los taquilleros, "o estarán durmiendo después de las fiestas". En el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza coincidían en que la afluencia era "un poco mayor que un domingo normal". En el Prado se mostraban más optimistas: "Hay mucha gente pero no se nota porque, al ser gratis, no se forman colas".- Museo Reina Sofía:
El centro de arte moderno
y contemporáneo celebra
el Día Internacional de los Museos con una jornada
de puertas abiertas.
De 10.00 a 21.00.
Además, el museo
presenta el ciclo
Visionarios. Audiovisual
en Latinoamérica, con
la proyección de un programa que saca a la luz una realidad desconocida
de la creación latinoamericana.
A esa misma hora, habrá un concierto de Ensemble Court-circuit.
- Thyssen-Bornemisza:
El museo organiza para
sus socios la conferencia Ingenios en la Colección Thyssen-Bornemisza, en
la que Joan Munt hablará
del universo de obras
civiles y adelantos
científicos y técnicos
que aparecen representados en distintas obras
del museo. A las 19.00.
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