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Euforia en el PP, desánimo en el PSM

La encuesta de Metroscopia sobre resultados electorales en la capital llena de satisfacción a los populares y preocupa a los socialistas

Era el día de celebrar "los valores de la honestidad y la laboriosidad", las dos virtudes por las que, según dijo el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, se conoce a san Isidro, patrón de los madrileños. Para ello, se estrenó el flamante patio del Palacio de Comunicaciones de la plaza de la Cibeles, con una cúpula techada de cristal, donde se entregaron las medallas de la ciudad a la mecenas de la música Paloma O'Shea, el futbolista Raúl, el torero José Tomás y el músico Joaquín Sabina. Fue una recepción en franca competencia con la celebración del 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid, que hace dos semanas tuvo lugar en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, la sede del Gobierno de Esperanza Aguirre.

Pero hubo dos diferencias fundamentales con aquella cita. La primera, la puesta en escena: el alcalde prescindió del tradicional besamanos con el que Aguirre recibe a sus invitados e irrumpió en el acto flanqueado por los premiados y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.

La segunda, que Gallardón se desayunó ayer con una inmejorable noticia para sus aspiraciones políticas: la encuesta de Metroscopia publicada por EL PAÍS vaticina una mayoría absoluta aún más amplia que la que le revalidó en el cargo. Ahora lograría el 56,3% de los votos, con una valoración del 6,1. El mismo sondeo para la Comunidad de Madrid, que coincidió con la fiesta regional, dio a Aguirre el 50,6%, cinco puntos menos que en las autonómicas, y una valoración sin aprobado: 4,8.

Esta vez sí acudieron los socialistas. Pero abandonaron el lugar sin quedarse al copetín. Algunos confesaron fuera de los focos haber recibido un "duro golpe" con la encuesta. La versión oficial la ofreció el portavoz municipal, David Lucas: "Lo importante es mejorar el grado de conocimiento. Queda aún mucho camino por recorrer y lo que hay que hacer es seguir trabajando"."Agradezco el apoyo, que nos obliga a estar a la altura", afirmó el alcalde. "Mi obligación es no defraudar la expectativa, consciente de que en política las encuestas son lo que son: un termómetro de la situación en un momento puntual; y que la evaluación del trabajo de este equipo será a final de la legislatura".

Pese a la modestia, el alcalde estaba eufórico, saludaba con una amplia sonrisa de satisfacción a sus invitados y, en general, se dejaba querer. No es para menos. Mientras su adversaria política, Esperanza Aguirre, acusa el desgaste de un año de enfrentamiento interno al presidente de su partido, Mariano Rajoy, el caso de los espías en el seno de su Gobierno y la imputación de uno de sus consejeros y dos diputados de su grupo en la trama Correa, ninguna de las crisis municipales, incluido el caso Guateque, han hecho mella en la valoración del alcalde.

Aguirre no acudió a la cita, pese a estar invitada. Pero sí hubo representación de su Gobierno. Y los afines a la presidenta no dudaron en hacer suyos los buenos resultados de Gallardón. "Los madrileños se están dando cuenta de la situación de desprecio institucional y de falta de responsabilidad en el ejercicio de la oposición del PSOE", dictaminó el vicepresidente regional, Ignacio González. "La encuesta refleja que el Ayuntamiento hace una excelente labor y eso es un tirón para el PP de Madrid", valoró el secretario general de los populares, Francisco Granados, también consejero de Presidencia, Justicia e Interior.

Los socialistas llevaban la procesión por dentro. Entraron en tropel -el secretario general, Tomás Gómez, el senador Juan Barranco, junto a los concejales de la capital- y así se marcharon apenas finalizado el acto protocolario, sin hacer honor al cóctel. Era evidente que no querían hablar de la encuesta, aunque pretextaron una comida.

El mal trago lo habían pasado ya en la pradera de san Isidro. "Las encuestas que manejamos son diferentes, dan la pérdida de la mayoría absoluta a Aguirre y un fuerte desgaste al PP en el Ayuntamiento", subrayó Gómez, informa Efe. "En dos años habrá Gobiernos socialistas en la Puerta del Sol y Cibeles", dijo en un alarde de optimismo, que no concordaba con la gestualidad de los socialistas en la recepción.

"Es muy difícil competir", se quejaba el portavoz socialista, David Lucas. "Cuando el alcalde de la ciudad no acude al pregón de sus fiestas patronales y nadie dice nada... Eso ocurre en Valencia con Rita Barberá y se arma un escándalo. Pero aquí, no".

Más optimista fue el portavoz de IU, Ángel Pérez. "Estamos como hace dos años. Para nosotros no está mal, porque fue una campaña complicada", consideró. "Evidentemente, no estoy conforme. Pero todavía hay liga". Quedan dos años.

Más información en la página 43

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