Pedro Ramos Calvo, médico, investigador y comunicador
Fue su última carrera. Médico, vitalista empedernido, atleta popular y ex diputado de Cultura y Deportes de la Diputación de Álava, además de autor de 12 libros de medicina deportiva, el doctor Pedro Ramos Calvo, falleció el 11 de mayo en Vitoria víctima de un infarto de miocardio que no pudo superar. La mañana del domingo se puso las zapatillas y el dorsal y se animó a participar en la carrera popular de 10 kilómetros que se celebra junto al maratón Martín Fiz de Vitoria. En el cuatro, y sin avisar, un infarto paralizó su corazón y se desplomó. Conocedor de sus límites tras el primer ataque cardiaco que sufrió en 2006, explicaba a sus amigos que andar, primero, y correr, después, le habían fortalecido física y mentalmente. Pero su corazón, reparado con dos bypass, se paró mientras bromeaba con sus compañeros de carrera.
Pedro Ramos, casado y con dos hijos, nació en Zamora en 1959 y pronto se convirtió en un hombre popular en Álava y en el resto de Euskadi. Profesor de la Universidad del País Vasco, conferenciante y muy buen comunicador, centró parte de su extensa actividad en escribir libros con consejos de salud e historia de la medicina; uno de ellos, especialmente popular, con el televisivo Txumari Alfaro, y muchos artículos de prensa. Era una referencia a la hora de aconsejar a los maratonianos sobre cómo hidratarse y alimentarse antes, durante y después de los 42,195 kilómetros, y amigo de Martín Fiz.
Su muerte conmocionó a la capital vasca, a sus compañeros de profesión, a los docentes de la universidad, a toda la clase política y a multitud de personas a las que ayudó con su obra a través de programas de televisión como Saber vivir, de Televisión Española, o en la tertulia de la tarde de la televisión pública vasca (EITB), Pásalo. Pero, además, colaboró con Radio Nacional de España en Vitoria, y con todas las televisiones locales.
Entre 1991 y 1995 ocupó la cartera foral de Cultura, una etapa en la que heredó y le tocó cerrar uno de los capítulos más negros de la historia del departamento, al descubrirse que las supuestas pinturas rupestres halladas en la cueva de Zubialde, cerca del monte Gorbea, que habían sido calificadas por su antecesor como la "Capilla Sixtina del arte rupestre", habían sido pintadas recientemente. Ni siquiera en aquellos duros momentos perdió su sonrisa. Buen viaje, doctor.
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