De profesión, mis consejos
En España hay 138 personas que son consejeros de dos o más empresas cotizadas
La endogamia que caracterizaba a las monarquías se ha roto con la incorporación de plebeyos a las familias reales. Este gesto de modernidad, de apertura del clan, parece que cuesta más en otro sistema de relaciones profesionales (y personales): los consejos de administración. En España hay 133 empresas cotizadas y 138 personas son consejeros en dos o más de estas compañías. Es decir, los accionistas deben de ser conscientes de que, en muchos casos, sus bien remunerados administradores, fichados con el objetivo de generar valor para ellos, no están contratados a tiempo completo, sino parcial, puesto que comparten tiempo, desvelos e ingresos entre varios patronos.
El pluriempleo en los consejos de administración responde en parte al intrincado sistema de participaciones cruzadas entre las compañías cotizadas. Hay empresas, sobre todo entidades financieras, que tienen una nutrida cartera industrial y reparten a sus directivos como consejeros entre aquellos grupos en los que tienen intereses en su capital. Sin embargo, también está extendida la figura que podría definirse como de consejero profesional, un reducido número de personas que por sus currículos, preparación y contactos siempre suenan cuando queda alguna silla vacante.
Demetrio Carceller es el nombre más repetido. Está en seis compañías
La independencia es la asignatura pendiente de los consejos españoles
Demetrio Carceller es el nombre que más se repite en los órganos de administración de las cotizadas, según el análisis de la composición de los consejos elaborado por este periódico. Carceller participa en la gestión de seis compañías: es consejero dominical en Gas Natural en representación de Repsol; en Ebro Puleva por parte de Damm, empresa de la que es presidente ejecutivo; en Sacyr y CLH representando a Disa, y ha sido elegido consejero de Unión Fenosa por parte del nuevo dueño, Gas Natural.
Aparte del derroche de energía de estos ejecutivos para poder compatibilizar varios consejos al mismo tiempo, llama la atención su capacidad para mutar y ser en una empresa consejero ejecutivo (llevar la gestión de la empresa); en otras, dominical (representar al accionista mayoritario), y en otras, independiente (velar por los intereses de los minoritarios). Un ejemplo de esta cualidad camaleónica es Ernesto Mata, independiente en Abertis (y hasta enero pasado de Avanzit), ejecutivo en Fenosa y dominical en Cepsa. Otra variante en esta mutación es la de aquel que dentro de una misma empresa cambia con el paso del tiempo su categoría. Santiago Bergareche, por ejemplo, es independiente en Ferrovial tras haber sido consejero delegado. Bergareche también es consejero de Gamesa, Dinamia, Cepsa y Vocento.
El Código Unificado de Buen Gobierno señala que el "desempeño eficaz" de sus funciones exigirá que los consejeros no sólo dispongan de información precisa sobre los asuntos sometidos a su consideración, "sino que también le dediquen la atención precisa". Por ello, es conveniente que las sociedades se aseguren de que las restantes obligaciones profesionales de sus consejeros "y, de modo especial, su participación en otros consejos" no van en detrimento del buen desempeño de sus funciones en la compañía. A este efecto, el código recomienda a las empresas que sus consejeros informen de sus restantes obligaciones profesionales, así como que se establezcan reglas sobre el número de consejos de los que puedan formar parte. No se puede decir que esta recomendación haya calado hondo. La mitad de las empresas del Ibex admiten que no han establecido reglas acerca del número de consejos a los que pueden pertenecer sus administradores. Las que sí lo han hecho han fijado, casi de forma mimética, el límite en cuatro consejos. Mientras que la práctica común en Europa, explica Luis Urbano, socio de la consultora de recursos humanos Heidrick & Struggles, no permite que un mismo profesional forme parte de más de dos consejos.
La consultora ha realizado un estudio sobre la composición de los órganos de administración de las 371 mayores empresas cotizadas de Europa, y su conclusión es tajante: la asignatura pendiente en el buen gobierno de las principales compañías españolas es la independencia, añade Urbano. En España, el 60% de los presidentes del consejo de administración de las firmas del Ibex 35 son a su vez presidentes de las propias empresas, la mayor proporción de Europa. Además, nuestro país tiene el dudoso privilegio de figurar entre los Estados con menor número de administradores independientes (sólo el 30% del total) y con la proporción más elevada de consejeros representantes de los accionistas de referencia (el 43%).
Y es que, según Urbano, "a pesar de haber mejorado mucho en términos de transparencia, las empresas españolas despiertan muchas suspicacias entre los analistas extranjeros debido a la falta de independencia. Para salir de la crisis de confianza actual van a tener que cambiar y separar los poderes ejecutivos de quienes deben supervisar la compañía". Eva Levy, representante de la consultora ExcellentSearch, no sólo apoya esta afirmación, sino que considera que "esta crisis va a conseguir que el buen gobierno exija mucho de los consejos de administración. El buen gobierno representa la sostenibilidad de las empresas, que es por lo que deben velar sus administradores, y tiene que haber una serie de cambios para conseguirla".
En su opinión, "se va a poner muy duro que un alto directivo, además de desempeñar su cargo, lleve cinco consejos a la vez, ya que el buen gobierno requiere una presencia y una actividad muy intensas, gran dedicación. Sería conveniente que si el presidente del consejo y de la compañía es la misma persona, el vicepresidente sea independiente. O limitar a dos mandatos la actividad de los administradores".
Del estudio de Heidrick & Struggles se desprende que, en dedicación, los administradores nacionales están entre los primeros de Europa, con 11,4 reuniones anuales y una asistencia del 93%. No es para menos, pues en sueldo se sitúan un 30% por encima de la media. En 2008 la remuneración por consejero fue de 108.000 euros. España destina el tercer presupuesto más cuantioso de Europa a pagar a sus consejos de administración: 1,69 millones de euros.
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