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La venta de objetos de la colección Folch crea alarma sobre el futuro del conjunto

Los herederos niegan que se disgregue ni se descuide el fondo de arte étnico

Jacinto Antón

Un grupo de piezas de Papúa y Nueva Guinea pertenecientes a la colección de arte étnico del industrial y mecenas catalán Albert Folch-Rusiñol (1922-1988), considerada una de las más importantes de España en su especialidad, ha sido adquirido por el empresario hotelero y coleccionista Jordi Clos. Parte de los objetos, entre ellos fetiches, postes tallados y máscaras, se exhiben en el hotel de cinco estrellas Urban que la cadena Derby Hoteles, de la que es presidente Clos, posee en Madrid. La colección Folch, espectacularmente rica en arte del denominado "primitivo" de África, Asia, América y Oceanía, se encuentra ubicada en la sede de la Fundación Folch en Barcelona, que no está abierta al público de manera habitual (la visita hay que concertarla). La venta de piezas de la colección, que sufrió en 2005 un robo -35 valiosas esculturas africanas, la mayoría de etnia fang-, aún sin esclarecer, ha suscitado alarma en el mundo del arte y en las administraciones catalanas, por temor a que suponga el inicio de la disgregación del notable fondo, compuesto por más de 4.000 objetos, desde elaborados ganchos para colgar cabezas de enemigos a canoas, pasando por escudos y amuletos. Periódicamente, se debate si las instituciones públicas deben implicarse de alguna manera en el mantenimiento de la magnífica colección, que ha surtido puntualmente de obras a diversas exposiciones temáticas de arte étnico, y en contribuir a hacerla visible para la ciudadanía.

El empresario Jordi Clos ha adquirido varias obras para sus hoteles

Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona, que desconocían la venta de piezas a Clos, expresaron inquietud por el futuro de un patrimonio privado de tanta relevancia sito en la ciudad. Otras fuentes museísticas deploraron la venta y cuestionaron que la gestión de la colección se lleve de manera adecuada para la mejor preservación de la misma. Según estas fuentes, la actividad de estudio y difusión de la colección prácticamente ha cesado.

Stella Folch-Corachán, presidenta de la fundación Folch, hija de Albert Folch y heredera de la colección, negó tajantemente en declaraciones a este diario que la venta de piezas a Jordi Clos signifique el inicio de una desmembración del fondo. Para ella se trata sólo de un hecho aislado que afecta a una pequeñísima y no especialmente representativa parte de la colección. "Son piezas del almacén, secundarias, mías, que no estaban expuestas y no pertenecen a la fundación, por supuesto, porque si no no podría venderlas, ya que el patronato no lo consentiría", recalcó.

Stella Folch explicó que su padre y el colaborador de éste, el escultor Eudald Serra, artífices de la colección a base de viajes, muchas veces auténticos periplos de exploración en lugares remotos, recolectaron junto a piezas de grandísimo valor otras que lo tenían más sentimental para ellos o de recuerdo, pero que pasaron también a engrosar el fondo. "Evidentemente", apuntó, "las que ha adquirido Clos y se exhiben en un hotel no son las de primerísima categoría". No obstante, fuentes conocedoras de la colección han recalcado a este diario que la distinción entre piezas no es especialmente significativa en la misma, por cuanto el conjunto se creó con el gusto personal de Folch y Serra y uno de sus valores, y su especificidad, es precisamente el ser heterogénea. La colección, añadieron, es un todo. En cualquier caso, al menos dos de las piezas adquiridas por Clos y que se exhiben en el Urban son los suficientemente importantes para haber formado parte de la gran exhibición sobre Papúa y Nueva Guinea presentada en 1995 en La Pedrera.

Stella Folch no quiso extenderse sobre el asunto del robo. "Hemos sabido poca cosa, la Interpol considera que algún día saldrá alguna pieza a la luz, en subasta; estamos alerta, pero no tenemos noticia aún de ninguna obra". El trauma del robo ha provocado que se haya restringido aún más la visita a la sede de la fundación. "Ahora miro las peticiones con lupa", dijo Folch. La heredera deploró que la colección es muy apetitosa para los ladrones y más "en estas épocas difíciles".

Acerca de la posibilidad de que la Generalitat o el Ayuntamiento se impliquen en la conservación y difusión de la colección -desde el segundo se hizo hace años un acercamiento en ese sentido, en el que incluso se propuso ceder un edificio para la colección-, Stella Folch consideró: "Quizá en un año haya noticia al respecto. Me parece interesante siempre y cuando se me garantice un emplazamiento para la colección a la altura de su importancia y sin menoscabo para su seguridad y su prestigio". Folch negó taxativamente que haya ninguna dejación o negligencia en la gestión de la colección.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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