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Cosa de dos
Columna
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Mediáticos

Creo escuchar de los débiles labios de ese futbolista admirable y con inequívoca pinta de ser una persona afortunadamente normal llamado Iniesta algo tan rotundo cuando llega el final de la película de Hitchcock protagonizada por el hercúleo Chelsea y el tan lírico como efectivo Barcelona: "Ha sido la hostia". Y esa expresión tan poco académica, tan vulgar, te suena a espontánea, realista, natural. Y piensas que están evolucionando esos impagables investigadores de la semántica que juegan al fútbol o lo comentan, que a la profunda filosofía que evidencia la tribu a lo largo del tiempo y expuesta con una fraseología tan compleja y nada repetitiva que incluye sentencias tan incontestables como: "El fútbol es así, una veces se gana y otras se pierde", "estamos en la línea positiva", "hay que seguir trabajando", "hemos jugado con intensidad", "estamos pasando un momento dulce", "fútbol es fútbol", "hay que sudar la camiseta", se ha añadido algo tan conceptual como "es un futbolista mediático", nada que ver con algo tan transparente, hormonal y castizo como "es un futbolista cojonudo".

Aplican calificación tan esotérica a un individuo de expresión grimosa, abrumadoramente consciente de que las cámaras van a publicitar sus gestos hasta el extenuamiento, un niñato con tanta habilidad en los pies como sequía de neuronas en su cerebro. Se llama Cristiano Ronaldo, e imagino que acceder a ese negocio denominado Real Madrid está en función de comprar al mediático, de crear ilusión en el socio. Tarea inútil. Sólo ha existido un modelo estético y ético (incluyo el cabezazo al ogro Materazzi) llamado Zidane para justificar la ilusión de ir al Bernabéu.

Me cuenta un periodista deportivo, el fulano más ingenioso y divertido que he visto delante de una cámara y de un micrófono (no puedo por la confidencialidad dar su apellido, pero juro que se relaciona con el Tíbet), que el niñato Cristiano Ronaldo, percatándose de que al cabecear un balón se le había jodido la imagen, fue al banquillo, pidió que le echaran fijador y le arreglaran el peinado. Me lo creo. Yo quiero que Cruyff entrene al Madrid, que Messi sea su símbolo. O sea: "Seamos realistas, pidamos lo imposible".

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