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Día de la Comunidad

600 personas y Barranco de orador

Los socialistas contraprograman en Malasaña la recepción oficial

Clásica y zarzuela para la música. Discursos breves -el más político a cargo del ex alcalde Juan Barranco- para la letra. Era la celebración socialista de la fiesta del Dos de Mayo. Consistió en un homenaje a la costurera Manuela Malasaña, muerta en el levantamiento contra los franceses hace 200 años. Para ella fueron 13 rosas que evocaban a las jóvenes izquierdistas ejecutadas en Madrid al acabar la Guerra Civil.

Dos ministras, la de Sanidad, Trinidad Jiménez, y la de Vivienda, Beatriz Corredor, acudieron a este acto planteado como contraprogramación al de la presidenta regional, Esperanza Aguirre. La finalidad era clara: evidenciar el enfado de los socialistas con la dirigente regional, cuyos actos oficiales han boicoteado desde marzo. Un enfado surgido por el cierre en falso de la comisión de la Asamblea que debía investigar los presuntos casos de espionaje del Gobierno regional. Un malestar alimentado también por el boicoteo del PP al presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), el socialista Pedro Castro, por haber insultado a los votantes del PP.

El enfado derivó en el boicoteo a los actos oficiales de Aguirre desde comienzos de marzo, incluido el homenaje a las víctimas del 11-M. Castro, alcalde de Getafe, estaba entre los regidores que ayer ocupaban las primeras sillas bajo la solanera de la plaza. Se sentía "reconfortado".

Ante unas 600 personas, el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, incidió en homenajear a quienes luchan por la libertad y en la recuperación del sentido popular de las fiestas del Dos de Mayo. Evitó deliberadamente el discurso político, tarea que recayó en el ex alcalde Juan Barranco. "No soy partidario de las sillas vacías ni de los boicoteos, pero sobran razones para estar aquí", dijo el ex regidor. Una presencia para decir "basta ya" a las políticas de la presidenta, que encabeza un Gobierno "bajo sospecha", "que declara la guerra civil al Ayuntamiento y la traslada a Caja Madrid". También arremetió contra el vicepresidente, Ignacio González, y el consejero de Justicia e Interior, Francisco Granados. Los asistentes aplaudieron a rabiar y algunos gritos de "presidente" a Gómez. El cuarteto, que se había arrancado con Boccherini para pasar por La verbena de la Paloma y El barberillo de Lavapiés, cerró el acto con Mozart. Un ramo de 13 rosas rojas quedó sobre el escenario.

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