Historias de la URSS
El actor sevillano José Manuel Seda, uno de los nuevos protagonistas de la serie de Antena 3 Física o química, viajó a la antigua Unión Soviética en 1990, un año antes de su disolución.
¡La URSS de Gorbachov, qué privilegio!
Me cambió la vida: yo tenía poco más de 20 añitos. Fue mi primer viaje en avión; en un Tupolev estrechito, estrechito. Aterrizamos en Riga, la capital de Letonia, que ya por entonces era muy agradable, una ciudad balnearia, con una gente encantadora que te trataba de tú a tú.
Pero, ¿usted hablaba ruso?
Qué va. Ni falta que hacía. En Riga conocí a un par de chicos que eran de Leningrado (nombre de San Petersburgo en la era soviética) y ellos luego me invitaron a su casa.
¿Y cómo se entendían?
Farfullábamos todos en inglés. Nos hicimos tan amigos que acabamos tocando juntos música en las calles de Leningrado.
¡Pues sí que le cundió!
En Leningrado también conocí a Masha, una chica encantadora de Moscú, a la que visité cuando fui a la ciudad.
¡Qué éxito!
La gente estaba tremendamente receptiva, llena de energía. Era como la movida madrileña, se percibía el cambio.
¿Lo percibía usted?
Desde luego. Había conciertos de rock y punk por doquier. Las calles se estaban llenando de máquinas de Pepsi, de McDonald's... La pobre Masha, de hecho, hizo cola toda una mañana en uno para traerme una hamburguesa, pensando que me haría mucha ilusión.
¿Y no le hizo gracia?
Yo era un chaval y tenía un espíritu totalmente de izquierdas. Así que le regalé a Masha unos Levi's que tenía y luego, para reafirmar mis creencias, quemé ante el mausoleo de Lenin un dólar estadounidense.
¿Le corearon?
¡Todo lo contrario! Los moscovitas se escandalizaron y me empezaron a decir que no lo quemara, que se lo diera a ellos.
Y usted, quemando dinero alegremente.
Y eso que apenas llevaba para el viaje. Pero me cundió la tira. Compré una cámara de fotos Zenit, vinilos... Todo estaba tirado. Había hasta pianos de cola por unas 2.000 pesetas. Si no llega a ser por los gastos de envío...
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