Pendientes de Irlanda
La entrada en vigor del Tratado de Lisboa está en manos de los irlandeses. Pero aún hay serios escollos. Antes debe ser ratificado por el Senado de la República Checa, que lo someterá a votación el próximo día 6, a las siete de la tarde. Si no la aprueba el senado checo, será muy difícil plantear un nuevo referéndum sobre este tratado en Irlanda, que ya lo rechazó en junio del año pasado.
Para que el Gobierno irlandés convoque una nueva consulta es preciso que el Consejo de junio apruebe las garantías que ha pedido Dublín en varios asuntos, como la seguridad de contar con un comisario, y garantías sobre neutralidad, fiscalidad, derechos sociales y aborto. La caída del Gobierno checo ha retrasado los trabajos preparatorios de estos documentos, lo que supone una incertidumbre añadida a todo el proceso. La fecha que baraja el Gobierno irlandés para el nuevo referéndum es el próximo 10 de octubre.
Ya hay acuerdo entre el Consejo y el Parlamento para elegir a los nuevos comisarios después de este referéndum. El acuerdo previsto es conceder un comisario por país, con lo que todo el argumentarlo de conseguir una Comisión reducida, efectiva e independiente de los Estados, salta por los aires.
