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Reportaje:El gran clásico

"Jugar con el sentimiento de un país"

Los rivales, los compañeros y el árbitro recuerdan con admiración la última visita de Guardiola al Bernabéu, cuando el ahora técnico del Barça protestó con dureza un gol anulado a Rivaldo

Aquel clásico de la temporada 2000-2001 fue una ventolera de partido porque pasaron muchas cosas: hubo goles (2-2) y fútbol, patadas, polémica..., tanto sentimiento como emoción. Ahora, visto con la perspectiva que ofrece la disputa mañana de otro, resulta que el de aquel domingo 3 de marzo de 2001 no fue un clásico más, sino la última tarde que Pep Guardiola jugó en el Bernabéu. Se fue del Barça al final de aquel curso. Mañana vuelve como técnico.

La última vez se fue en medio de una bronca enorme porque la tarde fue de lo más tensa, dicho está, y el marcador, tan ajustado que empataron a dos el Madrid y el Barça. Marcaron Raúl y Rivaldo, dos cada uno, y si el Barça no sumó los tres puntos fue porque en el descuento Xabier Losantos Omar, el árbitro, anuló a Rivaldo un gol por fuera de juego posicional de Kluivert.

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"Bueno, lo anuló el linier", matiza Carlos Naval, delegado del Barça, memoria viva de los últimos 25 años de clásicos. El caso es que el colegiado vasco, confundido, anuló el gol creyendo que el chut de Rivaldo había rebotado en Kluivert cuando en verdad fue Helguera el jugador que desvió el tiro. A día de hoy, el brasileño se lo toma con guasa. "Siempre digo que marqué un triplete en el Bernabéu. Anularon el último, pero yo metí tres", bromeaba en su última visita a Barcelona.

La cuestión es que Guardiola se agarró un cabreo espectacular. "¿Sabes lo que has hecho?", preguntaba, vestido con ropa de abrigo -había sido sustituido en el minuto 81-, al árbitro con su nariz pegada a su rostro. "¿Pero sabes lo que has hecho?", le insistía. Y el árbitro, impertérrito, aguantaba el chorreo del capitán del Barça y de sus compañeros. Y entonces Guardiola soltó una frase para la historia: "Has jugado con el sentimiento de un país".

"Sinceramente, yo no recuerdo la frase, pero sí que me protestaron mucho los jugadores del Barcelona", explica ahora Losantos Omar desde Lezama, al término de una charla dada a los canteranos del Athletic. El juez de aquel partido explica: "Guardiola era muy respetuoso con los árbitros. Por lo menos, siempre lo fue conmigo. Hablaba mucho en el campo porque siempre fue el líder de su equipo. Nos comentaba mucho las cosas, pero siempre con respeto". Más que por aquel encuentro, Losantos recuerda a Guardiola por una tarde en el Calderón. "El Atlético estaba a punto de bajar, el Barça ganaba 0-3 y me impresionó el respeto de los jugadores azulgrana hacia sus colegas. Si guardo una imagen de Guardiola en el campo es ésa, la de aquel día en el Calderón, no la del Bernabéu", sostiene Losantos.

Naval, el delegado, se ríe al recordar las protestas del capitán. "Tiraba de su brazo y no había manera de llevármelo de allí. Así que al final lo di por imposible y me llevé a Xavi y Frank [De Boer] porque con Pep no podía". Incluso terció Agustín Herrerín, delegado de campo del Madrid, que se llevó un desplante. "Estaba muy cabreado", corrobora Sergi Barjuán, que terminó el partido como capitán porque Llorenç Serra Ferrer sustituyó a Guardiola por Xavi. "Jugó un partido inmenso", recuerda el entrenador. "Pep se vaciaba y aquel partido fue duro y se hizo largo. Íbamos a por ka victoria y saqué a Xavi para mantener el ritmo", dice el mallorquín.

Desde una caseta en la Feria de Abril, Sergi evoca: "Pep nunca le puso excusas a una derrota cuando el rival fue mejor, pero aquel día jugamos muy bien y perdimos por un error del árbitro. Y a Pep las injusticias le indignaron siempre, tanto en los campos como en la vida". A continuación, reconoce: "Hablaba mucho en el campo. Nos corregía la posición constantemente".

"No, no es que hablara, retransmitía el partido", bromea Fernando Hierro, el capitán del Madrid aquella noche; "le gustaba tener al equipo muy ordenadito. O sea, como ahora". Hierro siempre tuvo una relación excelente con Guardiola. Como Raúl, que, sin ir más lejos, lo reconoció ayer: "Le admiro y le respeto. Estoy contento por cómo ha sabido llevar a su equipo en su primer año. Muchos no confiaban en él, pero ha llevado al Barça a tener opciones de ganar tres títulos. Que el equipo esté tan bien debe de ser una gran satisfacción para él... Pero espero que no gane el sábado".

El Barça compareció aquella tarde a nueve puntos del Madrid, que encabezaba la clasificación. Serra Ferrer lo recuerda perfectamente: "No teníamos otra posibilidad. Si salíamos de allí a seis, aún tendríamos opciones porque estábamos jugando bien y necesitábamos un golpe anímico". Recuerda que el Barça acumulaba bajas en la defensa -tantas que Reiziger jugó de central marcando a Morientes, y Gabri, un volante ofensivo, de lateral derecho- y se dijo: "De perdidos, al río". "Salimos a por el partido con todo lo que teníamos, con ilusión y valentía. La actitud de los jugadores fue extraordinaria", añade Serra Ferrer, al que le brilla la voz al hablar de Guardiola: "Vivía los partidos con enorme intensidad y me ayudó mucho el tiempo que estuve en el Barcelona porque durante el partido tomaba decisiones, corregía a los compañeros...".

"Pep jugó un partido sensacional", destaca Rivaldo. Los números encajan con el recuerdo del brasileño: el mediocentro recuperó ocho veces el balón, lo perdió tres, tiró otras tres a portería y el Barça tuvo la posesión del balón un 60% del encuentro, jugado con dos niños bajo los palos: Casillas acababa de cumplir 19 años y Reina, 18. Con el tiempo, juntos ganaron una Eurocopa.

La última vez que Guardiola pisó el césped del Bernabéu dijo antes de irse: "Estoy orgulloso de ser capitán del Barcelona". Hoy, el barcelonismo parece orgulloso de que él sea el entrenador. Guardiola entiende que en un clásico están en juego "los sentimientos de un país". Lo estaban la última tarde que jugó en el Bernabéu y así se lo dijo al árbitro. Mañana, además, se juega una Liga.

Guardiola controla el balón ante Raúl en el 2-2 del Barça ante el Madrid en el Bernabéu en 2001.
Guardiola controla el balón ante Raúl en el 2-2 del Barça ante el Madrid en el Bernabéu en 2001.RICARDO GUTIÉRREZ

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