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Reportaje:

Messi no siempre puede responder

El Barça justifica al argentino ante el Chelsea por los constantes agarrones que padeció

Jordi Quixano

Desató su pierna y clavó un gol antológico por lo complicado que era armar el disparo, rodeado de tres rivales. El Chelsea lo padeció. Se enfrentó con Salgado y le dejó en la cuneta dos veces, tantas como le rompió la cadera a Ramos. El Madrid le sufrió, pero el Bernabéu le aplaudió. Ronaldinho arrancó tantos elogios como admiración por su desborde, potencia y habilidad. Cuando se desgastó, apareció Messi. Reservado para el tramo final del curso, parece, sin embargo, haberse difuminado en los dos últimos partidos, ante el Valencia y el Chelsea. Se le presupone una irregularidad porque ha funcionado como un reloj.

El relevo del 10, de Ronaldinho a Messi, no ha sido traumático en el Barcelona. "Leo es un líder natural", le describe Piqué. La diferencia táctica tampoco es abrumadora; Rijkaard y Guardiola se definen por el 4-3-3. Ronaldinho ejercía de extremo izquierdo a pierna cambiada; Messi, zurdo, de extremo derecho. "Con Ronnie jugábamos parecido", argumenta Xavi, "pero ahora presionamos más arriba". Un cambio expresivo. "¡Síguelo y no dejes pensar al rival!", gritaba Guardiola a Messi en la pretemporada. Así, mientras Rijkaard descargaba a Ronaldinho de tareas defensivas, Messi está obligado a ejercer la primera línea de presión y mostrarse en los apoyos defensivos. "Se sacrifica mucho por el equipo", dicen en el cuerpo técnico. Pero también ve portería.

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"Messi puede irse de cualquiera", convino Guardiola antes de medirse al Chelsea. Pero no se fue. "El Chelsea le hizo un gran marcaje al hombre", apunta Bojan. Los técnicos le justifican: "Le agarraban y, como no le daban patadas, el árbitro no pitó ni una falta. A cada desmarque, un agarrón". Pero no sobresalió.

"Me duele más no haber ganado", aseguró ayer Messi tras recoger un premio de Marca. Y La Pulga no acostumbra a fallar en los duelos importantes: marcó dos goles en Sevilla, otro en Valencia y uno más al Madrid en el Camp Nou. En la Copa le endosó un triplete al Atlético y en la Champions doblegó al Lyon y al Bayern.

Los números le avalan. En Europa, es el máximo goleador (ocho), el segundo que más tarjetas ha provocado (cinco), superado por Ribéry (seis), y el segundo con más intentos de regate (83), también adelantado por Ribéry (98). En la Liga, es el primero en regates (299) y recibe una falta cada media hora. Y, además, es el goleador del Barça (34: 21 en la Liga, ocho en la Champions y cinco en la Copa), perseguido por Eto'o (32).

Pero para Messi es extraño jugar a estas alturas de la temporada. Hace tres años se lesionó en octavos de la Champions ante el Chelsea. Lo mismo le ocurrió hace dos ante el Valencia e idéntica suerte corrió el anterior ante el Celtic. Así, Messi suma este curso 3.527 minutos, 524 más que el pasado, 963 más que hace dos y 2.104 más que hace tres.

Ahora toca el Madrid. "Jugando bien o mal, gana", le reconoce Messi; "y yo, obligado a elegir, prefiero ganar al Chelsea que al Madrid porque seguiríamos en Europa y un punto arriba en la Liga".

Márquez no jugará ante ellos: baja de ocho a diez semanas por una lesión de menisco.

Messi, tras ser víctima de una falta en el partido entre el Barcelona y el Chelsea.
Messi, tras ser víctima de una falta en el partido entre el Barcelona y el Chelsea.VICENS GIMÉNEZ

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