_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

De rosas y espinas

El Gobierno de José Griñán no tiene una sola rosa, sino nueve. Hay en el Ejecutivo andaluz más mujeres que hombres: nueve frente a siete. Incluido su presidente. Pero Griñán no ha incorporado a su Gobierno tantas mujeres porque la ley lo exija. Sino porque está convencido de la justicia y bondad de esa mayoritaria presencia femenina.

Griñán no se ha subido al carro de la igualdad en el último minuto. Hace años que reservó el billete, solo de ida. Porque esta revolución democrática ya no tiene vuelta atrás.

Hace ahora un año, el nuevo presidente firmaba el prólogo del libro Una mujer de mujeres, escrito por Amparo Rubiales, pionera de la lucha por los derechos de la mujer en Andalucía.

Amparo, abogada, profesora, diputada, senadora, consejera de la Junta, delegada del Gobierno, lo ha sido todo en política. A lo largo de su dilatada carrera, hizo docenas de amigos. Tenía donde escoger. Eligió a Griñán y a su antecesor Manuel Chaves para que el primero prologara su libro y los dos lo presentaran en público.

"Hemos de ser capaces de construir un nuevo orden social, económico y político más justo, en el que las mujeres no sean consideradas un colectivo, sino parte inherente de cualquier colectivo social", escribía Griñán.

Casi un año después de firmar aquel prólogo, Griñán llamó a nueve mujeres para que le ayudaran a construir esa nueva sociedad desde el Gobierno. Sí. Está Rosa Aguilar. Pero también Carmen, Mar, Begoña, Clara, María Jesús, Micaela, Cinta y Rosa Torres. Nueve rosas rojas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Entiendo que el foco se haya puesto en la ex alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar. Pero no sería justo que el revuelo formado por su presencia eluda el análisis de un Gobierno que sigue rompiendo moldes en España. Unos días antes, el nuevo presidente de la Xunta de Galicia formaba el suyo con cuatro mujeres frente a siete hombres. Para algunos, incumpliendo la Ley para la Igualdad efectiva de 2007.

La incorporación de Aguilar al Ejecutivo tiene, entre otras virtudes, la de acentuar el signo socialdemócrata del Gobierno Griñán. El coordinador general de IU en Andalucía, Diego Valderas, acusaba al nuevo presidente en el debate de investidura de moverse en los terrenos del neoliberalismo por defender la competencia y el libre mercado.

Griñán le replicó que su proyecto incluye la defensa de lo público en la enseñanza, la sanidad y la protección social. Los pilares de la sociedad del bienestar. El fichaje de Aguilar lo certificaba. Griñán le clavaba una espina a Valderas.

Los líderes de IU deberían evitar el error de despreciar a la socialdemocracia y colgar la etiqueta de neoliberales a sus dirigentes. Los socialistas, por su parte, deberían evitar la calificación de izquierdistas y radicales a quienes desean ir un poco más lejos que ellos en el papel que el Estado ha de jugar en la construcción de una sociedad más justa y democrática.

Unos y otros están condenados a entenderse. En primer lugar, para dar una "salida socialista" a la crisis. Pero también porque el PSOE andaluz debería ir tendiendo puentes entre las dos orillas. La subida del PP es indudable, según las encuestas, y es probable que tras las elecciones de 2012 el PSOE necesite del apoyo parlamentario de IU para continuar en el poder. Y quién sabe si no tendrán que formar un Gobierno de coalición.

Por último, los líderes de IU deberían estar más interesados en saber por qué gente valiosa como Rosa Aguilar abandonan sus filas o son marginadas, como Concha Caballero. Qué ambiente se respira en IU para que se produzcan estos desencuentros.

Debe mirar, por ejemplo, la imagen de su grupo en el Parlamento: llena de hombres. Seis espinas y ni una sola rosa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_