Cruceros turísticos en el barco del dictador
El Gobierno de Irak rentabiliza el yate de Saddam Husein
Irak está para pocas visitas, pero su ministro de Transportes, Amir Abdulyabbar, no pierde la esperanza. Recientemente sugirió que el lujoso yate del desaparecido Saddam Husein se convierta en un crucero para turistas cuando finalmente atraque el próximo mayo en el puerto de Umm al Qasr, cerca de la localidad de Basora.
Condiciones no le faltan. El Ocean Breeze (Brisa del Océano) dispone de piscina, sauna, jacuzzis y salones de juego con mesas de billar y pimpón. Cuenta con una suite principal, cabinas para otros 26 invitados y camarotes para 35 tripulantes, además de vajilla para 200 personas.
Aunque fue construido en 1981, está dotado con pantallas planas y las últimas tecnologías. Tampoco se olvidaron de instalar una mezquita y un helipuerto. El gusto del dictador iraquí, ejecutado en la horca en diciembre de 2006, o de sus asesores ha quedado plasmado en los grifos dorados, la decoración arabizante de sus salones profusa en caoba, mármol, oro y plata, o la excentricidad de que tenga un pequeño quirófano para emergencias.
La obsesión por la seguridad de su antiguo propietario, que sin embargo no llegó a utilizarlo, se aprecia también en los cristales blindados y en el pasadizo secreto que comunica la suite con una plataforma desde la que se puede lanzar una lancha rápida o un minisubmarino, por si Saddam tenía que salir pitando. Dispone así mismo de compartimentos para ametralladoras pesadas y misiles tierra-aire.
En realidad, este palacio flotante, bautizado cuando se botó como Qadisiyat Saddam en memoria de una famosa victoria árabe frente a los persas en el siglo VII, es una réplica del Al Mansur que la aviación estadounidense destruyó en 2003.
Durante la guerra, el Qadisiyat permaneció amarrado en Arabia Saudí como eventual sustituto. Una vez derribado el régimen de Saddam, y bajo el nuevo nombre de Al Yamamah, disfrutaron de él algunos miembros de las familias reales saudí, omaní y jordana. Hasta que el año pasado un tribunal francés decidió que era propiedad del pueblo de Irak y lo inmovilizó en Niza.
De momento, el yate se encuentra anclado en el puerto griego del Pireo a la espera de que el Gobierno de Bagdad pague a la tripulación contratada para trasladarlo a la costa iraquí. Las autoridades, que quieren renombrarlo Basrah Breeze (Brisa de Basora), no consiguieron venderlo cuando lo sacaron a la venta por 20 millones de euros el pasado noviembre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.