El club de los países más ricos deja entrever que la economía mejorará al final de 2009
El BCE cuestiona las advertencias del FMI sobre la banca europea
Esperanza era el lema de la campaña de Barack Obama a la presidencia de EE UU, el mismo que no deja de repetir que una crisis es demasiado útil como para no aprovecharla. En las horas previas al inicio de la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que se inició ayer en Washington, los ministros de Finanzas del G-7 -los siete países que alguna vez fueron los más industrializados del mundo- lanzaron un mensaje de optimismo contenido al asegurar que la economía ha empezado a estabilizarse y que el inicio de la recuperación debería llegar "a final de año". Eso sí, "los riesgos a la baja persisten", explicó el G-7 en un ambiguo comunicado. En otras palabras: pese a los primeros tímidos rayos de luz, no hay nada seguro.
"Los últimos datos muestran que el ritmo del declive de nuestras economías se ha ralentizado, y hay señales de una estabilización", asegura el comunicado del G-7. Sin embargo, el secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner, aclaró que la economía internacional "todavía no está cerca de la salida del túnel". "Es demasiado pronto para decir que los peligros han retrocedido, y es demasiado temprano para concluir que estamos emergiendo de este contexto de presiones particularmente desafiantes que se cuelan por todo el sistema financiero y la economía global", agregó con una mezcla de optimismo y resignación.
Esa misma ambigüedad planeaba sobre las declaraciones de la representación europea del G-7. "Honestamente, es demasiado pronto para decidir si las primeras señales optimistas indican que hemos tocado fondo", dijo el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia. Éste auguró un 2009 "extremadamente doloroso" para la eurozona. Tras la reunión del G-20, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, pasó de puntillas por ese duelo entre optimistas y pesimistas y aseguró que hay que ser aún "muy cautos" con respecto al final de la crisis.
Trichet aprovechó su comparecencia ante los medios para cuestionar las advertencias del FMI sobre las necesidades de recapitalización de los bancos europeos. El análisis del Fondo prevé que afloren hasta 750.000 millones de dólares de activos tóxicos en los balances del sistema financiero europeo. "Estamos mirando esas cifras, porque la metodología del FMI no nos convence", criticó. También la ministra francesa Christine Lagarde expresó "reservas" sobre las advertencias del Fondo.
Los ministros de Finanzas del G-7 dejaron un par de mensajes a China. Instaron al gigante asiático a "promover un crecimiento más equilibrado" -es decir, a sustituir con la demanda interna el peso de las exportaciones en su economía- y a fomentar "una mayor flexibilización del tipo de cambio". Además, EE UU ofreció más poder a los países emergentes en el FMI.
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