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Se reducen las protestas ante la cumbre del FMI

Claudi Pérez

El capitalismo se enfrenta a la primera recesión verdaderamente global sin un discurso alternativo. El fenómeno antiglobalización logró hacer fracasar o desbaratar seriamente varias cumbres hace unos años. Praga, Melbourne, Washington y sobre todo Seattle, vivieron protestas sonadas, con miles de manifestantes antisistema que consiguieron poner en jaque a la policía. La mayor crisis desde la II Guerra Mundial ha causado ya dimisiones en media docena de Gobiernos, e incluso unas 40.000 personas se manifestaron en Londres en la última cumbre del G-20.

Pero esas protestas no tienen continuidad. Apenas un centenar de manifestantes protestaron ayer en las calles. La policía realizó seis detenciones por actos de vandalismo, e impidió a los manifestantes acercarse a las sedes del FMI y del Banco Mundial. Con lemas como "Da de comer al pobre; cómete al rico" o "El capitalismo no resucitará", los manifestantes explicaron que el objetivo es "enviar un mensaje enérgico al Banco Mundial y al FMI para que el dinero se use para cubrir las necesidades humanas, no para satisfacer la avaricia de los empresarios", dijo David Thurston, de la asociación Global Justice Action.

Aunque el Fondo tiene sus propios problemas. Brasil arremetió contra las proyecciones del FMI para su economía. Las perspectivas pesimistas de la institución para muchos de sus miembros han despertado recelos. Frente a quienes aseguran que el FMI está reforzando su papel, el venezolano Hugo Chávez lo señaló como "el gran culpable de la crisis".

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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