La modernidad centenaria de Diaghilev
El Ballet de la Ópera de Roma comenzó el pasado día 7 de abril un ciclo -que dura hasta el próximo 3 de mayo- de reposiciones y nuevos montajes que abarcan hasta una veintena de títulos históricos de los Ballets Russes de Serguéi de Diaghilev, como homenaje del centenario de la puesta en marcha de la legendaria compañía rusa, que debutó en el teatro Châtelet de París el lluvioso 18 de mayo de 1909. Una compleja y ardua tarea que comenzó hace más de dos años bajo iniciativa de Carla Fracci, directora de la danza de la casa romana y que implica a historiadores, repositores de ballets y verdaderos arqueólogos de la danza. Repartidos en tres programas sucesivos, en la Ópera de Roma se pueden ver y se han visto ya reconstrucciones detallistas y muy altamente valoradas por su rigor de obras raras como Cleopatra (Fokin/Arenski, 1909), Les Biches (Nijinska/Poulenc, 1924) o La chatte (Balanchine/Sauguet, 1927, con los diseños de Pevsner y Naum Gabo).
Ya bajo la supervisión del director escénico Beppe Menegatti, a principios de este año hubo dos programas previos que, según sus propias palabras, "enlazaban con los Ballets Russes, contribuían a establecer una cadena estética y a entender el desarrollo plástico de aquellos artistas vanguardistas y ciertamente innovadores". En enero se presentó en el Teatro Nazionale el espectáculo Diaghilev Musagete-Venecia, agosto 1929, aproximación a la biografía y trágica muerte del empresario ruso donde intervenían en escena Carla Fracci y Vladímir Vassiliev junto a varios primeros bailarines, entre los que estaba el español Ígor Yebra, y allí se bailaban partes de La consagración de la primavera, Apollon Musagete, Jeux, La siesta del fauno y Parade. A fines de enero y principios de febrero le siguió en la Ópera el programa Giorgio de Chirico, con reconstrucciones de sus telones y vestuarios para obras como La Giara, Le Bal o Bacchus et Ariane, además de una tercera oferta introductoria, también en febrero pasado: el programa Noche Picasso-Massine, con revisitaciones del Pulcinella (Stravinski) y El sombrero de tres picos (Falla), siempre con los diseños del genial pintor malagueño.
La respuesta del público ha sido espléndida, reconocen en la Ópera, con lleno en todas las representaciones y con la perspectiva de llevar este ambicioso proyecto a otras sedes europeas. Es verdad que antes tanto la Ópera de París como otras casas habían hecho programas parciales que recogían el legado Diaghilev (París lo vuelve a reponer en diciembre mientras en Toulouse, Nueva York y Berlín se hace en septiembre), pero nunca una retrospectiva que abarca piezas de las tres etapas estéticas de los Ballets Russes de Serguéi de Diaghilev (1909-1914, 1915-1920 y 1921-1929). También en la Ópera de Roma se bailará Sombrero de tres picos, con la intervención del murciano José Martínez, bailarín estrella de la Ópera de París.
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