Más rosas que libros en la Fira

"Ahora compro más libros y estoy leyendo más", aseguraba Raúl Domínguez, de 25 años, con Silentes, el poemario de Salut Navarro Gisbert, en una bolsa, "me apetece más y por supuesto es más barato que salir de fin de semana". Domínguez, "gran lector", pasea por la Fira del Llibre de Valencia con Alicia Olcín, de 26 años, "lectora media", que se ha agenciado El alma está en el cerebro porque se aficionó a los programas de televisión de Eduardo Punset. Son de los pocos compradores que ayer recorrían por la mañana los jardines de Viveros, eso sí, rodeados de cientos de escolares. De hecho, en el tradicional Día del Libro casi había más personas con rosas en la mano que libros. Pese al tiempo primaveral, en la Fira había calma chicha. Y los libreros aplazaban sus expectativas de ventas a este fin de semana. "Aunque dicen que va a llover", se quejan en una caseta, donde no faltan los superventas de Stieg Larsson o Stephenie Meyer.

Pocos compradores se acercan el primer día hasta los jardines de Viveros

Antonio García, de la Llibrería Nord, explica que "las navidades fueron muy buenas pero desde enero se está vendiendo muy poco", y cifra la merma de la facturación entre un 30% y un 40%. Pese a ello, Kristin Suleng, periodista noruego-valenciana de 24 años pasea con tres volúmenes, un poemario regalado y dos libros, sobre turismo y sociología, comprados. "Me interesan las rarezas y leo más o menos igual que siempre, pero voy a los libros de bolsillo".

A otra clientela se dirigen los facsímiles de libros medievales que vende Evangelina Furman, de AyN Ediciones. "Son obras especiales y tienen revalorización; parece que no pero la gente invierte en arte, y esto lo es". Uno de los cientos de niños de visita escolar en Viveros se detiene ante el dorado de las miniaturas y las cuidadas caligrafías de los códices y exclama: "No se entiende nada". "Es que está en latín", responde Furman. Pues eso, calma chicha y a ver si el fin de semana luce el sol.