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Reportaje:

¡Padre, padre..., larga vida!

El misionero Vicente Ferrer se recupera de una embolia cerebral en un hospital de India

Valencia y Anantapur están separadas por miles de kilómetros y unidas por un nombre: Vicente Ferrer (Barcelona, 1920). Ayer los valencianos celebraban la fiesta de su santo más popular, mientras que en la India un misionero que lleva su mismo nombre pelea contra una embolia sufrida el pasado mes de marzo recién cumplidos los 89 años.

En la ciudad del infinito, Anantapur, son las diez de la noche. Se encienden las luces del auditorio de RDT (Rural Development Trust), que en España se conoce como la Fundación Vicente Ferrer. Motos, bicicletas y coches entran en el campus de la organización a la misma hora desde que, el pasado 19 de marzo, Vicente Ferrer sufriera una embolia. En el recinto un día los musulmanes recitan el Corán, al día siguiente son pasajes bíblicos los que se escuchan y al otro es el turno de los bhajans hindúes (cantos devocionales). No hay un color religioso, como dice el mismo Ferrer: "Aquí no hay diferencia entre religiones; todos son bienvenidos". Desde las afueras del auditorio se escucha en inglés "father, father... long live!" (¡padre, padre... larga vida!).

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Desde que el cooperante fuera trasladado al hospital de Vellore (Tamil Nadu, al sur de la India) no han dejado de rezar, noche tras noche. Quieren que esté con ellos muchos años "que viva por lo menos veinte años más", dice Yeswami, uno de los delegados del proyecto de ecología, que la Fundación lleva a cabo en el distrito de Anantapur (Andhra Pradesh, India). Para él, Ferrer no es comparable con otras personas de la Historia, "para nosotros es como un dios", afirma cuando se le pregunta si considera al español como un personaje histórico. La hermana Teresa trabaja en el Centro de Planificación Familiar de la organización, y todos los días pide por la salud del father, así es como le llaman los indios.

La realidad médica de Vicente Ferrer es que se recupera de una embolia que le paralizó el lado derecho del cuerpo, y lo hace en uno de los tres primeros hospitales de India. Según afirma el doctor Shudeer "tiene las constantes estables, ha pasado a planta hace unos días. El proceso de recuperación es lento y requiere de tiempo, y hay que tener en cuenta que en cada paciente la evolución es diferente. Vamos a ver cómo evoluciona el lado derecho, que es el afectado por la embolia, y luego haremos rehabilitación con fisioterapia. En lo que se refiere a sus constantes vitales son completamente normales". Para el equipo médico que atiende a este hombre de férrea voluntad "la recuperación ha sido muy rápida para un paciente de su edad", y están muy sorprendidos de la positiva evolución que ha tenido, tras sufrir un accidente cerebro-vascular.

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El sentimiento que recorre tanto las callejas de Anantapur como los bulevares de la Fundación Vicente Ferrer es unánime: que se recupere pronto. Nadie quiere siquiera imaginar otra posibilidad, porque a él le deben que su existencia haya mejorado, que las infraestructuras les hayan cambiado la calidad de vida y que los niños vayan a la escuela y lleguen incluso a tener carreras universitarias. En España la convalecencia de Ferrer se vive con mensajes de ánimo desde Internet, y es a través de los foros, tanto de la Fundación como de otras páginas afines, desde donde se intenta alentar a Vicente Ferrer para que se reponga lo antes posible. "¡La cantidad de mensajes de apoyo que hemos recibido, y algunos son muy bonitos!", exclama Anna Ferrer mostrando su agradecimiento a la gente que se preocupa por la salud de su marido. Y no se queda atrás su hijo, Moncho Ferrer, quien agradece todas las muestras de cariño que han llegado para su padre en forma de correo electrónico, en el foro o mediante llamada telefónica. "Estamos muy orgullosos de la conexión que tenemos con España, y muy agradecidos por todas las señales de afecto y el interés que la gente ha demostrado por la salud de mi padre", manifiesta, orgulloso de la rama española de la Fundación.

Arriba, Vicente Ferrer, en una foto de archivo, recibiendo un homenaje en un pueblo de Anantapur. Abajo, un grupo de personas gritan "¡Larga vida al padre Ferrer!" antes de rezar por él.
Arriba, Vicente Ferrer, en una foto de archivo, recibiendo un homenaje en un pueblo de Anantapur. Abajo, un grupo de personas gritan "¡Larga vida al padre Ferrer!" antes de rezar por él.ANA BLEDA / NAGAPA

"El futuro es que el mundo sea mejor"

"La Fundación Vicente Ferrer no se acaba con Vicente Ferrer, solo ha empezado con él". Estas palabras las ha repetido el español en diversas ocasiones cuando se le pregunta por el futuro. Todo sigue. Tan solo hay que pasear por las instalaciones de Anantapur, husmear por las oficinas, realizar un recorrido por los pueblos: la continuidad está asegurada. Pero, ¿cómo? "Pues atendiendo al mayor número de personas que lo necesiten", asegura Moncho Ferrer. El objetivo sigue siendo el mismo: erradicar la pobreza y hacer que la sociedad sea humana, y no un simple modo de relacionarse en los distintos ámbitos.

La maqueta de los proyectos de Anantapur se extiende, y Moncho Ferrer tiene un trato con los niños y niñas que se han beneficiado de la educación y de la vida que les ha brindado el trabajo de RDT. "Tengo un pacto no escrito con ellos: yo les alenté a que se marcharan a estudiar carreras y prepararse, pero luego debían regresar aquí para trabajar, para hacer más grande la Fundación y ayudar a más gente, tal como nosotros les ayudamos a ellos en su día. Me dijeron que lo harían, y que también devolverían el dinero que la Fundación invirtió previamente en ellos para que con él pudiera ayudarse a otras personas". Así de claro lo explica el hijo mediano de Vicente cuando se le pregunta qué va a pasar con RDT en los próximos quince o veinte años.

Y hay muchas carpetas en su mesa, muchos proyectos por estudiar y a los que dar forma, muchas campañas por diseñar y más de 1.800 trabajadores en la central de India, sin contar el personal español.

Sólo en Anantapur son 2.000 localidades las que se benefician. "El futuro es que el mundo sea mejor y al final lo conseguiremos. Vamos a por este objetivo y no hacemos mediciones", sentencia Moncho.

Nada ha sido fácil. Al llegar tuvieron que crecerse ante la adversidad. Lucharon y ganaron. Anna Ferrer ha escrito un Pacto de amor para rescatar toda esa vida de contienda que han mantenido desde la Fundación Vicente Ferrer, con el único objetivo de mejorar la vida de los más desfavorecidos. Se han ganado el amor de muchas personas, tanto en el país asiático como en España.

El último reconocimiento, para Vicente, el hijo del valencià , el premio al Catalán del Año 2008. "Nos ha gustado mucho este premio. Vicente lo ha recibido de muy buena gana porque es algo que la gente de su pueblo, Cataluña, ha decidido de forma natural, mediante mensajes de móvil, participando desde TV3. Nos hizo mucha ilusión recibirlo y Vicente se sintió muy afortunado por ello", comenta Anna Ferrer repasando los últimos acontecimientos, entre los que se cuentan el aniversario de bodas de la pareja, "Anna va a ser el ángel que te va a proteger y ayudar en toda la vida", le dijo a Ferrer el 4 de abril de 1969 el pastor protestante que les casó. Y dentro del hospital de Vellore tuvieron una pequeña e íntima celebración, "para conmemorarlo nos mojamos los labios con un poco de vino", explica la mujer del cooperante. Y las celebraciones se les acumulan a los Ferrer, porque hace unos días Anna y Vicente añadieron un dígito más a sus edades; para Vicente son 89.

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