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Mas lanza un guiño a Carretero y apunta que en CDC caben todos

Jordi Pujol pide a Montilla que rechace "las cuatro migajas que quiere dar Madrid"

Jornada para la reafirmación ayer en la celebración del Día de Convergència, que congregó a más de 10.000 personas y sirvió para "demostrar" a quienes les daban "por muertos tras la pérdida de la Generalitat" que ahora son "más que nunca". El secretario general de Convergència Democràtica (CDC), Artur Mas, sostuvo que su formación es "como las cañas del desierto, que se pueden inclinar con el viento, que se pueden doblar, pero que cuando el viento pasa vuelven a su sitio". Y también fue una ocasión para reivindicar la denostada Casa Gran del Catalanisme. ¿Por qué? Primero porque, según Mas, el Partit dels Socialistes (PSC) y Esquerra Republicana (ERC), que antes la criticaban, ahora impulsan sus "copias". Y también porque, teniendo en cuenta cómo están de revueltas las aguas en ERC, con la posible marcha de los críticos de Reagrupament, liderados por Joan Carretero, "ahora es momento de acoger a todos los que quieran poner su grano de arena al servicio de la construcción nacional, sin etiquetas".

Ridao considera que la apuesta de Carretero "clarifica" y "unifica" a ERC

Sin mencionar a Carretero, el guiño era meridiano, pero también con vistas a aumentar la base electoral para la campaña europea. En ese sentido alabó que Ramon Tremosa, independiente, sea el cabeza de cartel de CiU a las europeas. CDC dice esperar unos buenos resultados el 7 de junio para poder coger impulso para la campaña catalana, prevista para el otoño de 2010.

En los mentideros convergentes ayer se comentaba con una mezcla de regocijo y preocupación la probable salida de Carretero de Esquerra, tema estrella. "Nos va bien porque debilita a ERC", sostenía ayer un alcalde nacionalista. En cambio, un diputado terciaba: "Todo lo que pueda ser añadir mala imagen o que parezca desorganización en el catalanismo, sólo va contra nosotros y el país".

Las apelaciones a la autoestima nacionalista fueron constantes. Incluso Mas se permitió ser épico y señaló: "Nos podemos enfrentar a todas las crisis siempre que nos mantengamos firmes en la fe de que Cataluña es un país de oportunidades".

Quien ayer recuperó su tono más mitinero fue el ex presidente de la Generalitat y todavía alma de Convergència, Jordi Pujol, que reclamó que Cataluña rechace "las cuatro migajas" que Madrid le quiere dar. Pujol rechazó lo que el Gobierno central, en su opinión, ofrece a la Generalitat a cambio de rebajar la reivindicación catalana: "Infraestructuras, servicios o aguar TV-3 a cambio de que nos portemos bien". "No se puede hacer", sostuvo el ex presidente catalán. A pesar de asegurar que no es la persona indicada para dar consejos a nadie y ante la posibilidad de que el ministro de Fomento visite la Generalitat el jueves, día de Sant Jordi, Pujol recomendó a Montilla "que le diga a Blanco que ese día se debe a Cataluña y que no puede recibirle".

Por su parte, el secretario general de Esquerra Republicana, Joan Ridao, mantuvo ayer que la propuesta de Carretero de crear un partido independentista "refuerza la unidad" de ERC porque "es clarificador que los que no comparten la estrategia del partido lo abandonen".

Críquet, gorros y rumberos

Aquelarre nacionalista, baño de masas soberanista y senyeres por un tubo, todo ello aderezado con... jugadores de críquet -probablemente de orígen paquistaní-, un taller de henna y rumba de la buena. Algo pasa en Convergència. Será la Casa Gran. A nadie le extrañó que el grupo Rumba 3 interpretara su "éxito internacional" No sé qué tienen tus ojitos que me vuelven loco, en castellano, evidentemente. Nadie pestañeó; en cambio, sí hubo meneítos entre los nacionalistas de mediana edad. Por un momento parecía el Día de la Rosa, festividad socialista.

La lista musical no terminó ahí y, también en lengua castellana, el cantante de Los Sírex, Leslie, asesor de CiU en Barcelona, interpretó un medley con temas tan exitosos cómo Si yo tuviera una escoba y Que se mueran los feos. Grandes aplausos y algún que otro episodio digno del televisivo Mira quién baila. A CDC se le echa en cara que sea un partido serio, casi aburrido, "la alegría de la huerta", ironizan algunos, pero ayer era momento de rauxa.

En lo que hace referencia al merchandising, el artículo que barrió fue sin duda un gorrito blanco que vendía la Joventut Nacionalista (JNC) por el módico precio de un euro. Apretaba ayer el sol en Osona.

Las comparaciones del día de Convergència con el Alderdi Eguna (día del partido) del PNV son inevitables. La primera, la númerica, la ganan los convergentes. La del merchandising se podría saldar con un empate. Pero la gran victoria de los nacionalistas catalanes viene dada por la cantidad de actividades, todas ellas ajenas a la política, que se pudieron realizar ayer en la zona deportiva de Vic, colindante con Gurb, cerca del histórico Club Patí Vic, reciente ganador de la Copa del Rey. A ver si se pegan los éxitos.

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