Mudanza forzosa en la prostitución
Las multas que aprobará Granada trasladan esta práctica a pueblos cercanos
Con minifalda blanca, panty de rejilla y botas de tacón, Diana, una prostituta que usa nombre ficticio, escucha música en el móvil. Lo sujeta con una mano cerca de la cabeza, no utiliza auriculares para percatarse a tiempo de la llegada del próximo cliente. Con pasos cortos recorre escasos metros en ambos sentidos. Lleva tres años en Granada y la Carretera de Jaén es su lugar de trabajo. "Siempre he estado aquí, pero si nos multan nos tendremos que ir a otro sitio". Es una de las pocas meretrices que aún ejerce en la zona. La ordenanza para la convivencia que prevé sancionar la prostitución en las calles de la capital ya ha provocado sus primeros efectos.
Desde hace años, los vecinos apuntan que durante décadas, la Carretera de Jaén ha sido el lugar principal en la ciudad para ofrecer, demandar y ejercer la prostitución en la calle. "Un viernes al caer la tarde estaría ya repleta esta zona de prostitutas y clientes", relata un agente del Cuerpo Nacional de Policía mientras patrulla. El anuncio de las sanciones que aprobará previsiblemente el Ayuntamiento de Granada en el pleno del próximo mes y un dispositivo policial de identificación han hecho que disminuya su presencia en este punto. Hoy por hoy es "prácticamente nula".
"Siempre he estado aquí, pero si nos multan nos iremos a otro sitio"
Los alcaldes del área metropolitana critican la medida por "insolidaria"
Desde el pasado mes de marzo, la policía ha identificado a 384 personas (prostitutas y clientes) en 31 controles. El dispositivo disuade, pero, lejos de erradicar el problema, propicia su traslado a otras zonas. En Pulianas, uno de los municipios colindantes por el norte con la ciudad, ya han detectado su presencia cerca del centro comercial Kinépolis. La Carretera de Córdoba es otro de los puntos elegidos. Esta emigración forzosa merma, en opinión de colectivos que trabajan con ellas, "su seguridad".
Los problemas de convivencia denunciados insistentemente por los vecinos han pesado en la elaboración de la ordenanza. El borrador que prepara el Consistorio no satisface a todas las partes, si bien el equipo de gobierno (PP) ha sido cauto y ha abogado por el consenso con el resto de grupos (PSOE e IU) y la intervención de diversos colectivos. "No soluciona el problema, disuade, pero a quienes lo critican le pedimos que aporten alternativas", argumenta el Defensor del Ciudadano en Granada, Melchor Sáiz Pardo, a cuya oficina encargó la Concejalía de Participación Ciudadana el borrador de la ordenanza para la Convivencia.
La primera capital andaluza que tiene previsto de forma inminente prohibir la prostitución en la calle está encontrando oposición no sólo en grupos progresistas sino sobre todo en municipios colindantes que ven la normativa "insolidaria" y reclaman que se aborde el problema de forma integral. "Así sólo se traslada, no hay que olvidar que son personas que no están cometiendo delito", argumenta el alcalde de Pulianas, Rafael Gil Bracero.
Su Ayuntamiento está elaborando un informe para conocer con exactitud el calado de esta medida en su término municipal. La Policía Local ya ha constatado que hay prostitutas junto al centro comercial, muy cerca de la Carretera de Jaén pero fuera de Granada. Maracena y Armilla, que limitan con la capital, critican la medida. Una prohibición en sus respectivos términos similar a la de la capital "no serviría más que para seguir trasladando el problema", aducen los regidores.
Aún no se han fijado las cuantías de las sanciones. La referencia de la ordenanza de Barcelona, con multas de hasta 3.000 euros, puede ser modificada a la baja. Mañana hay prevista una nueva reunión que lo aborda. En marzo ya se informó desde la Oficina del Defensor del respaldo dado por los grupos políticos. IU es el más reticente, pero la mayoría absoluta que tiene en el Ayuntamiento el PP es una garantía para seguir adelante con la norma. El PSOE, en la oposición, también la respaldó.
Los profesionales que acuden semanalmente a la calle para asistirlas explican que en el último mes son ellas las que van a los centros al modificar su ubicación. Sí que se ha incrementado, según sus informaciones, la práctica de relaciones sexuales en pisos o habitaciones. "A las extranjeras les instamos a que alquilen habitaciones entre varias por seguridad e higiene".
Aun así, no todas se lo pueden permitir. "A veces sacamos sólo 50 euros", comenta una chica de unos 30 años en un español titubeante. En las nuevas zonas hay de momento "menos mercado", pero la medida disuasoria ha tenido efecto en muchas jóvenes que no quieren pasar por la identificación. Las que sufren alguna drogodependencia "no gastarán nada en alquilar una habitación", asegura una trabajadora social. "En la calle seguirá habiendo prostitución", vaticina. La ordenanza sancionará cualquier práctica de sexo en la calle, sea retribuida o no.
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