'Narco' por un día
La lucha contra el narcotráfico es seguramente una de las más costosas y complejas de las muchas a las que ha de enfrentarse cualquier Estado democrático. Son muchos los millones que mueve la droga, y las mafias saben utilizar ese dinero para comprar voluntades y generalizar la corrupción. No es fácil atrapar a estos delincuentes, cada vez más sofisticados a la hora de maniobrar para saltarse la ley. Y mucho más complicado resulta, cuando por fin se los ha capturado, probar la larga lista de delitos en los que incurren con sus tejemanejes. Lo que ahora ha salido a la luz es que, además, existe otra complicación suplementaria: qué hacer con las propiedades que se les embargan a los narcotraficantes cuando terminan con sus huesos en la cárcel. Hay que tener en cuenta que el lujo es una de las señas de identidad de quienes andan metidos en estos negocios. El lujo y el mal gusto (pero ésa es otra historia). Valga por el momento una somera relación de las cosas a las que son aficionados, y que han caído en manos de la policía tras las numerosas redadas que se llevan realizando en nuestro país contra el narcotráfico desde que en 1990 empezó la batalla con la Operación Nécora:
Mansiones lujosas (en Galicia se estilan los pazos), chalets con piscinas climatizadas, pisos, hoteles a pie de playa, los automóviles más caros, barcos nodriza, yates... y todo lo que un delincuente que se precie añora encontrar en su hogar: muebles de diseño, pantallas de plasma y cervezas en sus frigoríficos de última generación.
Con las cervezas quizá no hay problema, pero sí lo hay respecto a qué hacer con todo lo demás. La lucha contra el narcotráfico va un paso por delante de una regulación específica que establezca los procedimientos para encargarse de los bienes incautados y para gestionar los patrimonios de los capos detenidos. Así que, por ejemplo, las planeadoras y lanzaderas utilizadas para transportar la mercadería terminan varadas en las comandancias de marina hasta que se convierten en chatarra. Los pazos siguen en su sitio, pero abandonados. ¿Y los Ferrari? ¿No habrá alguna fórmula para crear un circuito turístico ("Narco por un día") que permita alquilarlos por una módica cantidad? Es urgente: no vayan a estropearse.
