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Barcelona destina 100 millones a la atención domiciliaria

Habrá educadores para atender a familias desestructuradas

Àngels Piñol

Barcelona aprobó ayer una de las cuestiones estrella de este mandato: la adjudicación de los contratos de la atención social domiciliaria por 100 millones de euros desde ahora hasta 2011. El Consistorio prevé atender en 2009 a unas 15.000 personas, 6.000 más que en 2008. "Hemos dado un salto cualitativo para que éste sea un servicio universal", dijo el teniente de alcalde Ricard Gomà. El Consistorio, hasta 2012, invertirá otros 109 millones en servicios sociales.

La prestación, adjudicada a tres empresas, empezará a funcionar en mayo. El nuevo modelo divide la atención en tres áreas: la de prevención, la de asistencia y la socioeducativa, que por primera vez implicará el concurso de educadores sociales. Actualmente, el 85% de las personas con cobertura son ancianos; el 10%, discapacitados, y sólo el 5%, familias desestructuradas en las que ahora se va a poner especial acento.

El contrato prevé que, durante una hora, la persona beneficiada recibirá la visita de un empleado que le ayudará a levantarse de la cama, hacer la comida o limpiar la casa. No todo el mundo le vio bondades a la nueva contrata, sólo apoyada por el bipartito y Esquerra (ERC) en la comisión de acción social. La republicana Esther Capella puso una condición, estipulada en un protocolo: que se intensifique el control sobre la calidad del servicio. El PP votó en contra de la adjudicación porque sólo habla de un servicio de una hora diaria y querría que fueran dos, y Convergència i Unió (CiU) hizo lo mismo por su oposición al acuerdo entre el bipartito y ERC.

"Estoy harto de que nos den lecciones de transparencia y de que lancen sombras de duda", exclamó enojado el teniente de alcalde Carles Martí, mostrando su difícil relación con CiU. La tensión quedó patente después, en la comisión de promoción económica, cuando los convergentes reclamaron conocer las medidas para combatir la crisis. "Cada día los indicadores son peores", avisó Sonia Recasens, de CiU. "¡Barcelona no es un oasis!", le reprochó la ecosocialista Imma Mayol, recordando que los expertos apuntan a que la crisis va a ir a peor.

ERC y las peluquerías

Jordi Portabella (ERC) logró otra cosa: que el bipartito apoyara su idea de vincular la apertura de una peluquería a un diploma. "No puede ser que en una cadena de 10 o 20 peluquerías no haya ni un solo título", dijo. No lo mencionó, pero las risas por lo bajo recordaron a muchos que hace semanas se destapó una red de peluquerías chinas donde, tras el corte de pelo, ofrecían "un final feliz", eufemismo que significaba relaciones sexuales.

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