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Relevo en el Gobierno andaluz

La oposición busca discurso nuevo

PP e IU aún no han hallado una táctica de ataque a Griñán distinta a la de Chaves

Ha pasado una semana desde que Manuel Chaves dio el salto con pértiga a Madrid y la oposición todavía nada en el desconcierto. Sigue hablando de él como si estuviera, de su larga permanencia en el poder de la Junta, de su agotamiento y, sobre todo, de su clónica herencia, que no es otra que el sustituto, José Antonio Griñán, el ya candidato firme y ratificado del PSOE. Será que la Semana Santa ha sido un lapso blanco, una especie de paréntesis de ensayo, y ahora empieza todo de cero, como si la noticia se hubiera conocido este domingo y no el anterior.

Antonio Sanz, el secretario general del PP andaluz, dijo ayer lo mismo que había apuntado Javier Arenas el miércoles pasado durante la reunión del comité ejecutivo que escenificó el renovado espaldarazo del partido al líder después del vuelco político. Esto es: que Griñán no sólo es igual que Chaves por ser su coetáneo (edad y trayectoria), sino que es una mera extensión suya, un fiel encargado a sus órdenes. Aunque, eso sí, Sanz introdujo una variante novedosa para adaptar el enunciado a su particular forma de expresarse, y le llamó "simple marioneta". Además de referirse al "dedazo" de la elección con el sinónimo de designación "digital".

El PP se centra ahora en que Griñán es una "marioneta" de Chaves
IU se desmarca del anticipo electoral y acentúa la crítica ideológica

Por lo demás, el PP sigue instalado en la tesis del adelanto electoral porque el nuevo presidente debe contar necesariamente con el dictamen de las urnas para gozar de legitimidad, argumento que, no obstante, ha perdido protagonismo en favor de la condición de "mandado" de Chaves. Quizás sea por la velocidad con la que el PSOE lo ha rebatido. El PP efectuó operaciones iguales con sus presidentes autonómicos de Castilla y León y la Comunidad Valenciana en 2001 y 2002 (Juan José Lucas y Eduardo Zaplana) cuando fueron nombrados ministros por José María Aznar. También se ha visto con alcaldes, como el caso de Celia Villalobos en Málaga en 2000, sustituida por Francisco de la Torre. El propio Arenas, recuerdan los socialistas, se fue en 1996 al Gobierno poco después de presentarse a la Junta.

Sobre la falta de democracia interna del PSOE al señalar un candidato para el relevo antes de abrir el debate de los órganos, los socialistas rememoran cómo Aznar designó a su sucesor, Mariano Rajoy, cuando todavía presidía el gobierno, así como la costumbre de Arenas de acudir a los congresos andaluces de su partido con los cambios no sólo pergeñados, sino cerrados y consumados meses antes.

Varios miembros del PP afirmaron desde el primer momento que el combate a Griñán necesita de una reflexión genuina y replantear la estrategia por completo. Lo que ocurre es que hay que esperar a que el virtual presidente dé algún paso. Hoy mismo Arenas celebra una reunión con el grupo parlamentario de la que pueden salir algunas pinceladas.

El otro partido de oposición, Izquierda Unida, se puso ayer las pilas. Tras unos primeros días de desbarajuste por la sorpresa, la dirección colegiada de esta organización enhebró lo que va a ser su réplica, a la vez que arrojó a la cuneta la primera reacción mimética de pedir elecciones anticipadas porque Griñán no será elevado a la presidencia por sufragio universal.

IU prefiere distinguirse por su seña de identidad izquierdista más que por cuestionar la Constitución. "No vamos a entrar en la estrategia del adelanto electoral", dijo ayer Diego Valderas. El flanco de ataque es responsabilizar a José Antonio Griñán de la actual política económica poco social, y situarlo como cabeza pensante del modelo "fracasado". En sus críticas al próximo presidente, al igual que el PP, Valderas no pudo esquivar hablar de Chaves, de su legado y estrenado papel. Una referencia inevitable hasta que la oposición construya para Griñán un nuevo discurso a la contra.

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