La Semana Santa se despide a golpe de tambor
La tradicional tamborrada aragonesa puso ayer a mediodía punto y final a las celebraciones de la Semana Santa. Sonaron los tambores, timbales, bombos y cornetas llegados desde Zaragoza, este año de la mano de la Cofradía de la Coronación de Espinas. Su sección de instrumentos rompió el silencio en la plaza Mayor, ante cientos de turistas, fieles y curiosos que se acercaron a contemplar la última celebración prevista para estas fiestas. La sonora marcha arrancó del Monasterio del Corpus Christi y atravesó la plaza de la Villa y la calle Mayor hasta llegar a la plaza Mayor. Allí, los tambores que, según la tradición, representan el temblor de tierra que sucedió a la muerte de Cristo, tocaron durante cerca de una hora, animando a algunos niños a participar.
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