Mata tumba al Sporting
Un gol del delantero da la victoria a un decadente Valencia y deja a los locales sin empatar en 30 jornadas, récord en la Liga
Mata, burgalés de nacimiento, ovetense y asturiano por convicción, dio una estocada más al Sporting, que no ve la manera de llegar a la meta ahora que la ve tan cerca. Faltaban tres minutos para que se consumase el primer empate gijonés de la temporada, pero el Sporting volvió a jugárselo todo a cara o cruz. Perdió. Un Valencia mastodóntico, incapaz de dominar el juego, pilló un contragolpe que culminó Mata con un disparo seco e inapelable.
El Sporting igualó ayer un record que tiene el Valencia, precisamente, desde la década de los 60: treinta jornadas de Liga sin empatar. Ayer, cuando estaba muy cerca, Preciado mandó un mensaje claro a su equipo. Lo dejó sin centrocampistas y por ahí, en esa parcela decisiva, encontró el Valencia una autopista hacia la victoria. Una jugada basta para definir un partido loco, casi surrealista, plagado de errores de los jugadores, los técnicos y el trío arbitral. En el minuto 63, con 1-2 en el marcador, Sastre quiso ceder un balón a su portero sin darse cuenta de que por el medio andaba Villa, solo ante Lafuente. El Guaje se sorprendió tanto por el regalo que en vez de hacer lo que se le supone, marcar, devolvió el favor entregando el balón a Neru, como si fuese un compañero.
SPORTING 2 - VALENCIA 3
Sporting: Lafuente; Sastre, Iván Hernández, Neru, José Ángel; Diego Camacho, Míchel (Kike Mateo, m. 80); Luis Morán (Bilic, m. 64), Carmelo (Raúl Cámara, m. 85), Diego Castro; y Barral. No utilizados: Cuéllar; Gerard, Matabuena y Maldonado.
Valencia: César; Albiol (Miguel, m. 80), Maduro, Marchena, Alexis; Albelda, Míchel (Baraja, m. 51); Pablo (Joaquín, m. 71), Silva, Mata; y Villa. No utilizados: Guaita; Carleto, Vicente y Morientes.
Goles: 0-1. M. 18. Silva. 1-1. M. 34. Barral, de penalti. 1-2. M. 55. Villa, de penalti. 2-2. M. 70. Cabezazo de Bilic a centro de Diego Castro. 2-3. M. 87. Mata culmina un contragolpe.
Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Neru, Míchel, Albiol, Marchena, Diego Camacho, Kike Mateo y Diego Castro.
El Molinón. 24.000 espectadores.
Seguro que fue un partido difícil para Villa, casi esquizofrénico. El público le recibió como un héroe. Estuvo raro, como cohibido, y aún así resultó determinante. Inició la jugada del 0-1, culminada por Silva con el arte que caracteriza al canario. Y transformó sin inmutarse un penalti. Después juntó las manos, como pidiendo perdón. En medio quedó un partido plagado de errores. Algo lógico en el caso del Sporting, corto en casi todo. Un pecado cuando se trata del Valencia. Cuando intentó salir con el balón jugado, incluso con Baraja en el campo, tuvo el aspecto de un equipo pesado, poco competitivo, lastrado por la edad y los achaques de sus pilares de otro tiempo. Otra cosa es del mediocampo hacia arriba. Con Silva, Villa y Mata, cualquier cosa puede pasar.
El Sporting respondió a golpes de inspiración. La conexión de Morán y Carmelo trajo el penalti del primer empate. Y un centro a traición de Diego Castro, el magnífico cabezazo de Bilic del 2-2. Entonces, Preciado empezó a mover el banquillo de tal forma que el equipo quedó partido en dos. Justo lo que el Valencia estaba esperando. El momento que Mata siempre había soñado para hacer felices a sus amigos del Oviedo.
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